Porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales. Efesios 6:12 (RVA-2015)
Él me reta con su mirada obstinada. Si yo le dijera que “el cielo es azul en un día soleado” él intentaría demostrar que estoy equivocada.
A veces tengo la sensación que mi hijo y yo ya no estamos en el mismo equipo y se me rompe el corazón.
En los días como hoy, cuando él me lleva la contraria en todo lo que le digo e intenta con todas las fuerzas, de sus ocho años, de salirse con la suya, pareciera que estoy luchando contra él. Es como si existiera una guerra en mi hogar, entre mi hijo y yo, como una distancia que nos separa, la cual quiero reconciliar no importa lo que cueste.
Gracias a mis estudios, sé que este proceso de la diferenciación es algo bastante común. Los chicos anhelan ser autónomos e independientes de sus mamás y audazmente se creen preparados para “llegar a donde ningún otro hombre ha llegado jamás”. Quieren ser fuertes, hacer valer sus opiniones y explorar sus propias ideas.
Desgraciadamente, en nuestro hogar, estamos actualmente en una etapa de entremedio donde abundan las ideas de mi hijo, pero aún no tiene la madurez suficiente para asumir las responsabilidades que llevan consigo tales ideas.
Así que discutimos y chocamos las cabezas.
A veces estoy tentada de permitir que nuestras circunstancias me digan que mi hijo es mi enemigo, es con él que estoy luchando. Pero después me acuerdo de Efesios 6:12, “Porque nuestra lucha no es contra sangre ni carne, sino contra principados, contra autoridades, contra los gobernantes de estas tinieblas, contra espíritus de maldad en los lugares celestiales” (RVA-2015).
Cuando los días de cuidar de tus hijos se hacen largos y te agotan y cuando lo que realmente quieres hacer es encerrar a tu hijo en su cuarto y deshacerte de la llave, es bueno recordar esto:
Tu hijo no es tu enemigo. Pero sí existe un enemigo.
Es cierto. Nuestros hijos tienen un enemigo real, uno que quiere robar, matar y destruirles (Juan 10:10). Afortunadamente, según la Palabra de Dios, ese enemigo tiene un adversario que es una fuerza que le pone en su lugar.
Tú.
Y yo. Y todas las mamás quienes están dispuestas a arrodillarse en oración y clamar a Dios por los corazones de sus hijos. Santiago 5:16b dice, “La oración de quien está bien con Dios es poderosa y efectiva” (PDT).
La mejor manera de enfrentar la batalla para nuestros hijos es de rodillas. ¿Empezamos la lucha ahora mismo? Aquí tienes cinco oraciones poderosas que puedes usar hoy en la lucha para el corazón de tu hijo:
- Crea en mi hijo, oh Dios, un corazón puro y renueva un espíritu recto dentro de él (Salmo 51:10).
- Que mi hijo Te siga a Ti, Dios, y Te tema y guarde Tus mandamientos y escuche Tu voz. Que él Te sirva y sea fiel a Ti (Deuteronomio 13:4).
- Que mi hijo se esfuerce y sea valiente y no tema ni sea intimidado, porque Tú, Jehová, nuestro Dios, estás con él. Nunca le dejarás ni le desampararás (Deuteronomio 31:6).
- Que mi hijo ande delante de Ti, Dios, como anduvo el rey David, con integridad de corazón y en equidad, haciendo todas las cosas que le mandas, guardando Tus estatutos y Tus decretos (1 Reyes 9:4).
- Que mi hijo sea como Timoteo, un ejemplo a otros creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza (1 Timoteo 4:12).
Padre Celestial, gracias por darnos las herramientas de Tu Palabra y la oración para poder luchar las batallas y pelear por los corazones de nuestros hijos. Ayúdame a ver quién es el verdadero enemigo cuando estamos en un conflicto. Que Tú seas glorificado en todo lo que hago. En el Nombre de Jesús, Amén
REFLEXIONA Y RESPONDE
La próxima vez que sientas como si tu hijo y tú no estuvieran luchando en el mismo equipo, para un momento y hazte las siguiente preguntas:
¿Quién es el verdadero enemigo? ¿Cómo está manipulando nuestros corazones ahora mismo?
Dada nuestra situación actual, ¿cuáles versículos bíblicos puedo orar ahora mismo sobre mi hijo?
© 2014 por Brooke McGlothlin. Todos los derechos reservados.
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.