El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el SEÑOR. Proverbios 16:9 (NVI)
¿Te has sentido alguna vez como si fueras la única que no ha realizado sus sueños? ¿Como si sintieras que nunca vas a descubrir el plan de Dios o lo que debes hacer con tu vida?
Amiga, te puedo decir que me he encontrado en las mismas.
Según mi educación académica, yo “debería” estar trabajando en seguros o dirigiendo un hospital.
Estoy segura de que hubiese sido una buena trayectoria profesional, pero terminé en una carrera muy distinta a la que había planificado.
Todo lo que hago actualmente comenzó en un momento desalentador en la universidad. Luego de pasar por una entrevista para un empleo en seguros de salud, me di cuenta de que no estaba segura que era el camino correcto para mí. De repente, no tenía paz en cuanto a seguir una educación en administración de la salud.
Desafortunadamente, solo me quedaban dos semestres por terminar, y era demasiado tarde para cambiar mi enfoque académico. Decir que me sentía estancada es quedarse corto.
Cuando compartí con mi mamá como me sentía, ella me aconsejó sabiamente – explorar y experimentar nuevos intereses, incluyendo el comenzar mi propio negocio. Así que lo hice…mientras estaba en la universidad.
Mis amistades y yo nos sentábamos en el piso, comiendo pizza, mientras empaquetábamos productos que luego enviábamos para mi negocio y hablábamos sobre la vida – desde nuestra fe y sueños hasta apoyarnos las unas a las otras a través de nuestras dificultades.
El círculo de empaquetamiento se convirtió en un lugar seguro, que inspiró el lema del negocio: “ Tu fragilidad es bienvenida aquí”.
Sentía que ese lema no sólo expresaba la experiencia de estar con mis amigas sentadas en el piso, sino que también comunicaba el amor de Dios. Él no nos dice, «Pon tú vida en orden y ten todo resuelto antes de venir a Mí». En cambio, Él nos recuerda con ternura: «Ven a mí tal como estás, completamente desordenada y sin nada resuelto».
La vida que llevo hoy no fue parte de mi plan. Pero sí fue el de Dios.
Tal como dice Proverbios 16:9, El corazón del hombre traza su rumbo, pero sus pasos los dirige el SEÑOR.
Y todo comenzó con pasos pequeñitos. Dibujando. Aprendiendo nuevas destrezas. Experimentando, creando, y explorando ideas fuera de mi zona de comodida, una cosa a la vez.
Espero que esto te desafíe, porque creo que muy a menudo nos encasillamos a nosotras mismas. Debido a nuestros estudios (o falta de estudios), el rol que actualmente desempeñamos, o el trabajo que siempre hemos hecho, tendemos a creer que estamos perpetuamente estancadas ahí.
Nos etiquetamos y encerramos a nosotras mismas en zonas de confort según en nuestras cualificaciones. Como resultado, no confiamos en que Dios nos puede llevar a donde Él ha diseñado que vayamos.
No queremos que nos vean empezando desde abajo con pasos “pequeños”, ni tampoco arriesgar el que nos vean fracasar. Es casi como si quisiéramos saltar directamente desde el punto A al punto Z porque todos esos pasitos pequeñitos y puntitos entremedio suelen incluir lucha, incertidumbre, muchísimas pruebas y errores de aprendizaje, acompañado de tareas triviales que parecen ser insignificantes.
Sin embargo, lo que no logramos ver es el crecimiento que ocurre en los pasos pequeños, invisibles y ordinarios que tomamos. Es en ese espacio, que aprendemos, nuestras destrezas se fortalecen y somos pulidas.
Podemos planificar y soñar todo lo que queramos, pero hasta que aprendamos a poner nuestro ego a un lado y tomar un pasito de fe a la vez, no encontraremos nuestro propósito dado por Dios. Seguiremos pasando por alto Su propósito por enfocarnos en un futuro ideal.
Entonces, sí, amiga, espero que hagas cosas grandes y que te lances tras tus sueños más grandes. Pero, ¿adivina qué? Hasta que no aprendas a presentarte con consistencia siendo fiel en las cosas pequeñas, no tan divertidas, y cotidianas, no podrás hacer cosas grandes y extraordinarias.
Suelta la presión de demostrar lo que puedes hacer, y esfuérzate para estar presente donde Él te tiene hoy. Te prometo, Él lo tiene todo planificado. Solo necesitas aparecerte y adueñarte de tu “día a día” … porque tú “día a día”, por más ordinario que sea, es el mejor regalo que posees. No te lo pierdas.
Querido Dios, a veces no estoy completamente segura de hacia dónde Tú me estás guiando o cuál es Tu plan. Lucho con el temor al futuro, y me preocupo por el “qué dirán”. Pero, confío en que Tú me has dado los dones que debo usar, incluso si esto significa comenzar con algo pequeño, justo donde estoy y con lo que tengo. Confío en que Tú tienes un plan para desarrollar mis dones y servir al mundo. En este momento, estoy aquí en medio de mi propia vida sublime y cotidiana, con mis manos completamente abiertas, lista para presentarme en esta vida con lo que Tú me has dado. En el Nombre de Jesús, Amén.
VERDAD PARA HOY
Santiago 1:4, Así que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará nada. (NTV)
REFLEXIONA Y RESPONDE
¿Cómo podrías estar ignorando oportunidades de Dios para dar pasos pequeños de fe porque estás demasiado enfocada en determinar tus planes? ¿Cuáles son algunos pasos concretos que puedes tomar justo donde estás para confiarle a Dios tu futuro?
© 2019 por Jordan Lee Dooley. Derechos reservados.
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