Devocionales

Cómo vencemos

Esther Fleece Allen 15 de enero de 2020
Sin embargo, en todo esto somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Romanos 8:37 (NVI)

Estaba atravesando una temporada muy difícil en mi vida espiritual. Había renunciado a mi trabajo y caminaba por fe; pero a medida que pasaban los días, las semanas y los meses, Lo sentía cada vez más distante a Dios.

No estaba escuchando claramente Su voz, y me preguntaba si me había equivocado o si había cometido un error. Luego de tres años de oraciones sin respuesta, con mi esperanza fallida y sin trabajo a la vista, pensaba si esta sensación de vacío en mi corazón permanecería en mí por el resto de mis días. ¿Sería “Derrotada” mi nuevo nombre?

No vamos a sentirnos vencedoras todos los días.

En las temporadas y años que nos sentimos agotadas, invisibles y cansadas, es importante no cambiar nuestro nombre en medio de una tormenta. Estamos destinadas a ser más que vencedoras, y “Vencedora" formará parte de nuestro nuevo nombre, si no nos rendimos.

Nunca sentí que la frase "más que vencedoras" se aplicara a mí. Luego de haber sido abandonada por mis padres biológicos, perdido algunos de mis familiares, enfrentado independencia financiera cuando era adolescente, y sin estar segura en dónde descansaría cada noche, ciertamente no me sentía "más que una vencedora".

Y sé que no soy la única.

Esto va para la mujer que enfrenta una ruptura no deseada, una traición, o la muerte de un ser querido: estoy segura que tampoco te sientes vencedora.

Pero no descuidemos las preguntas que anteceden donde el pasaje nos llama vencedoras. El apóstol Pablo pregunta: ¿Quién nos apartará del amor de Cristo? ¿La tribulación, o la angustia, la persecución, el hambre, la indigencia, el peligro, o la violencia? (Romanos 8:35, NVI). Estas palabras nos dicen que podemos ser más que vencedoras en medio de estas dificultades y males, justo en medio de la prueba.

Ser más que vencedora significa que lo que el enemigo pretendía usar en tu contra para destruirte, de hecho, no te destruyó, y ahora está siendo usado para la gloria de Dios.

Significa que no nos cambiamos el nombre en las temporadas en que nos sentimos olvidadas y abandonadas. Eso significa que perseveramos hasta pasar la prueba, y que esperamos expectantes nuestro nuevo nombre.

Nuestras historias son importantes. Son parte de nuestro testimonio de lo que Dios ha hecho por nosotras. Pero hay una segunda parte en nuestras historias. ¿Cómo estamos venciendo? ¿Cómo estamos siendo hechas nuevas? ¿Qué está haciendo Dios dentro de nosotras, no sólo ayer, o la semana pasada, o hace 10 años, pero hoy? ¿Muestran nuestras historias la fidelidad permanente de Dios?

Solía verme como huérfana, pero ahora sé que soy hija adoptiva.

Soy más que vencedora.

Solía llamarme “olvidada”, pero ahora sé que soy elegida e incluida por Dios.

Soy más que vencedora.

Me sentía no deseada, pero ahora sé que Dios hizo todo lo posible para salvarme.

Por Su poder, soy más que vencedora.

Cuando mantenemos nuestros viejos nombres, indentificándonos con nuestras historias pasadas, hacemos que el proceso de cambio de nombre se trate de nosotras. Sin embargo, este proceso de superación no se trata de nosotras; se trata de revelar el Nombre de Dios al mundo. Dios se revelará a través de nuestras historias y en las personas en las que nos convertimos. Pero la prueba no significa el final. La persecución, el hambre y la angustia no son nuestro futuro, ni nuestro destino final.

En Romanos 8, Pablo dice que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros (v.18 NVI). Explica que incluso la creación aguarda con ansiedad la revelación de los hijos de Dios (v.19 NVI). Si la creación está emocionada al ver a Dios revelado en ti, ¡imagínate el deleite de Dios al lograr este proceso vencedor en tu vida!

Romanos 8:37 declara que uno de tus nuevos nombres es "más que vencedora"; ¡la victoria que Dios tiene para ti será abrumadora! No te des por vencida ni cambies tu nombre demasiado pronto. Tu nuevo nombre y Su Nombre estarán expuestos mientras vencemos.

Padre celestial, ¡gracias por ser un Dios vencedor! Sé que puedo tener valor porque Tu has vencido al mundo. Empodérame para superar mis circunstancias. Ayúdame a entregar mi ansiedad a Ti, porque sé que me cuidas. Dame Tu poder para vencer. ¡Gracias por darme la victoria! En el Nombre de Jesús, Amén.

VERDAD PARA HOY

Juan 16:33, Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo. (NVI)

1 Juan 5:4-5, Porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (NVI)

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RECURSOS ADICIONALES

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