... Así ha dicho el SEÑOR: “Porque los sirios han dicho: ‘El SEÑOR es un dios de las montañas; no es un dios de los valles’, yo entregaré a toda esta gran multitud en tu mano, para que reconozcas que yo soy el SEÑOR. 1 Reyes 20:28 (RVA-2015)
Hace años, me estaba preparando para una reunión en el trabajo. Esta reunión era distinta a las que había asistido en el pasado para las cuales podía sencillamente agarrar una taza de café y sentarme cómoda en mi asiento.
Esta vez, yo iba a dirigir la reunión.
Al ser una supervisora novata, estaba especialmente nerviosa. Desafortunadamente, no estaría anunciando grandes aumentos ni tiempos de descanso más extendidos. En cambio, hacía falta abordar con mi equipo algunos cambios necesarios de política.
Recuerdo que oré y pedí a Dios que me guiara al formular un plan. Le pedí que me diera las palabras que decir. También intercedí por mi equipo para que Dios preparara sus corazones para recibir los cambios.
La mañana llegó y también las mariposas en mi estómago. Susurré otra oración mientras entraba al cuarto. Comencé la reunión agarrando mis notas con manos temblorosas, y con mi voz temblando igual.
Eventualmente, mis nervios se calmaron, y la conversación fluyó. Gracias a Dios, la reunión resultó mejor de lo que me esperaba. De hecho, un empleado luego me dijo que aunque lo que comuniqué no era algo fácil, todos habían aceptado lo que compartí.
Más tarde, le conté a alguien cuán bien había resultado la reunión. Cuando mencioné que había orado por ello, esa persona respondió, «No creo que a Dios realmente le importe ese tipo de cosas. Él tiene cosas más grandes con las que lidiar».
Simplemente sonreí, pero mi corazón sabía lo contrario.
En 1ra de Reyes 20, un ejército opositor se estaba alistando para pelear contra Israel. Su estrategia era simple… Los servidores del rey de Siria le dijeron:—Sus dioses son dioses de las montañas; por eso fueron más fuertes que nosotros. Pero si combatimos contra ellos en la llanura, sin duda seremos más fuertes que ellos (1 Reyes 20:23, RVA-2015).
Los sirios habían encajonado a Dios y estaban convencidos de que Él estaría presente en las batallas de los montes, pero no en los valles.
Estaban equivocados.
Entonces el hombre de Dios se acercó al rey de Israel y le habló diciendo:—Así ha dicho el SEÑOR: “Porque los sirios han dicho: ‘El SEÑOR es un dios de las montañas; no es un dios de los valles’, yo entregaré a toda esta gran multitud en tu mano, para que reconozcas que yo soy el SEÑOR (1 Reyes 20:28).
A lo largo de las Escrituras, vemos a Dios presente dondequiera que Su pueblo necesitaba que Él estuviera.
• Cuando Adán y Eva se escondieron en el huerto, sintiendo la vergüenza de su pecado, Dios igual vino a caminar con ellos.
• Tal vez comenzó con Sadrac, Mesac y Abed-nego en el horno de fuego, pero antes de que pasara mucho tiempo, ya había alguien adicional allí que parecía ser el “hijo de dioses" según el rey pagano (Daniel 3:25, RVA-2015).
• La mujer en el pozo de agua intentaba evitar las miradas de la comunidad, pero en su lugar encontró al Salvador.
Y eso no ha cambiado.
¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí. Si me elevara sobre las alas del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría ¡me sostendría tu mano derecha! Y, si dijera: «Que me oculten las tinieblas; que la luz se haga noche en torno mío»” Salmos 139:7-11 (NVI).
Ninguna batalla es demasiado grande. Diagnóstico. Luchas matrimoniales. Esterilidad. Hijo pródigo. Pérdida de trabajo.
Ninguna batalla es demasiado pequeña. Alergias. Desacuerdos. Bebés que se despiertan durante la noche. Reuniones de trabajo.
Él es el Dios de los montes, de los valles y de todo lo que existe entre medio de los dos.
Querido Señor, gracias por la seguridad de que todo lo que me sucede tiene importancia para Ti. Eres un buen Padre que me ama más allá de lo que puedo comprender. ¡Ayúdame a siempre venir hacia Ti con fe, sabiendo que nada es demasiado pequeño o demasiado grande para Ti! En el Nombre de Jesús, Amén.
VERDAD PARA HOY
Salmos 73:23, Pero yo siempre estoy contigo, pues tú me sostienes de la mano derecha. (NVI)
Deuteronomio 31:8, El Señor mismo marchará al frente de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes». (NVI)
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© 2020 por Anitha Abraham. Todos los derechos reservados.
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