Devocionales

Correr la carrera

Arlene Pellicane 21 de enero de 2020
Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas. Salmo 103:2-5 (NVI)

Para mí, salir a “correr”, significa trotar por mi barrio durante unos diez minutos; a menudo llevo conmigo a mi perro grande Winston, que es de la raza goldendoodle – cuyo pasatiempo favorito es dormir la siesta.

A diferencia de algunos perros, Winston no corre justo a mi lado o delante de mí. Winston necesita un poco de motivación. Así que llevo una galleta para perros y la sostengo como un bastón delante de él. Winston la olfatea de emoción y me sigue, generalmente rezagado por las primeras cuatro casas antes de alcanzarme. ¡Le encanta recibir su galleta especial después de nuestro ejercicio!

Con la recompensa en la mirada, él corre hacia adelante.

Muchas veces en la Biblia, la vida cristiana se compara con una carrera:

¿No saben que en una carrera todos los corredores compiten, pero sólo uno obtiene el premio? (1 Corintios 9:24a, NVI)

Ustedes estaban corriendo bien. ¿Quién los estorbó para que dejaran de obedecer a la verdad? (Gálatas 5:7, NVI)

He peleado la buena batalla, he terminado la carrera. (2 Timoteo 4:7a,b, NVI)

Y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante. (Hebreos 12:1c, NVI)

Correr una carrera requiere disciplina, constancia, esfuerzo y movimiento en la misma dirección. Cuando tenemos una recompensa a la vista, como Winston y su galleta para perros; eso nos mantiene motivadas, ayudándonos a perseverar en las dificultades y la fatiga. Ciertamente corremos por el premio del cielo y las recompensas como la corona de la vida (Santiago 1:12) y una corona que durará para siempre (1 Corintios 9:25). ¡Pero hay recompensas y beneficios para disfrutar ahora mismo en tu carrera!

Nuestro versículo clave escrito por David, Salmo 103:2-5, destaca los beneficios de servir a Dios: Alaba, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él perdona todos tus pecados y sana todas tus dolencias; él rescata tu vida del sepulcro y te cubre de amor y compasión; él colma de bienes tu vida y te rejuvenece como a las águilas.

David está hablando consigo mismo en estos versículos. Él está alentando su propio corazón. Se recuerda a sí mismo los beneficios que uno obtiene al seguir los mandamientos de Dios. Él está dando una "charla en el vestuario" a una audiencia de uno, como un discurso entusiasta que los entrenadores dan a los equipos deportivos antes de jugar un gran partido.

Él está provocando alabanza en el hombre interior.

Está recordando lo que Dios ha hecho por él que nadie puede quitarle.

Está agradecido de ser perdonado.

Está reconociendo que es Dios quien satisface con cosas buenas.

Este es un vistazo a la vida interior de alabanza de David. Revela su motivación y lo que lo mantuvo corriendo tan fuerte, por lo que fue llamado el hombre conforme al corazón de Dios. ¿Cómo podemos seguir corriendo la carrera fielmente todos los días conforme al corazón de Dios?

Hay muchas distracciones pecaminosas en el camino que nos hacen tropezar. También hay una trampa muy sutil: la trampa del olvido. No nos vamos por un mal camino. Simplemente vamos más despacio y dejamos de recordar todo lo que Dios ha hecho. Nos volvemos olvidadizas, y luego malagradecidas. Nos olvidamos de la grandeza de Dios. Nos olvidamos de lo que Dios nos ha liberado. Nos olvidamos del por qué nos comprometimos a competir en la carrera como discípulos en primer lugar.

Es hora de despertar nuestras almas para recordar a nuestro Dios quien es compasivo y misericordioso, lento para la ira y abundante en amor. Cuando recordamos quién es Él, tenemos el poder de seguir corriendo, trotando, caminando en la dirección correcta. Entonces, ¿qué nos mantiene corriendo la carrera? Recordando los beneficios de seguir a Dios. ¡No olvidemos que Él perdona, sana, redime, corona y satisface!

Padre Celestial, gracias por ser mi Redentor y por salvar mi alma. Recuerdo Tu bondad hoy. No me tratas como merecen mis pecados ni me pagas de acuerdo a mis iniquidades. Tan alto como los cielos están sobre la tierra, tan grande es Tu amor por mi. Me tomo el tiempo ahora para recordar Tu grandeza. Gracias por tener compasión de mí. En el Nombre de Jesús, Amén.

VERDAD PARA HOY

Hechos 20:24, Sin embargo, considero que mi vida carece de valor para mí mismo, con tal de que termine mi carrera y lleve a cabo el servicio que me ha encomendado el Señor Jesús, que es el de dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. (NVI)

1 Tesalonicenses 5:23-24, Que Dios mismo, el Dios de paz, los santifique por completo, y conserve todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— irreprochable para la venida de nuestro Señor Jesucristo. El que los llama es fiel, y así lo hará. (NVI)

REFLEXIONA Y RESPONDE

¿Por qué crees que la Biblia usa la analogía de una carrera?

Piensa en lo que Dios ha hecho por ti. ¿Cómo era tu vida antes de conocerlo? Toma unos minutos para escribir algunos de los beneficios de servir a Dios, ¡luego compártelos con nosotras en los comentarios a continuación!

© 2020 por Arlene Pellicane. Todos los derechos reservados.

Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.

Únete a la conversación

¡Nuestra campaña financiera de fin de año está activa ahora!