Devocionales

El día en que mi identidad frágil de madre se derritió

Lysa TerKeurst 23 de abril de 2020
Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. Proverbios 22:6 (NVI)

Ella tenía unos labios angelicales en forma de corazón. Ojos tan azules como los océanos más tranquilos. Rizos rubios. Mejillas gorditas rogando que las besaran una y otra vez. Manitas que instintivamente se agarraban de mi dedo mientras simultáneamente derretían mi corazón.

Pura dulzura envuelta en una manta rosada.

Y entonces llegó el día en que esta pequeña criatura frunció esos labios, agarró el juguete en su manita, inclinó su cabecita y gritó: «¡Mío! ¡Mío! ¡Mío!».

El alboroto se debió a un pequeño juguete rojo que mi amiga le había prestado. Mi amiga que era mucho más organizada que yo había traído juguetes y bolsitas de Cheerios (cereales) para mantener a los niños entretenidos durante nuestra cita de café. El plan para usar este juguete como entretenimiento temporal había funcionado maravillosamente. Hasta que llegó la hora de irnos.

Podía sentir un rubor ardiente de vergüenza correr desde mi pecho hasta mi cara.

Por supuesto, el halo de la hija de mi amiga brillaba mientras entregaba felizmente su juguete amarillo.

«¡Mío! ¡Mío!» seguía gritando mi hija mientras cada mirada de ese pequeño restaurante se fijaba en mí.

Le quité el juguete de la mano, le di las gracias a mi amiga y saqué a mi hija de la sillita para niños, mientras ella gritaba y pataleaba. Luego, como en cámara lenta, la vi golpear mi taza desechable de café, haciéndola caer a toda velocidad al suelo, salpicando café a todos los que estaban cerca de nosotros.

Sentí mi identidad frágil de madre derretirse en el charco de café derramado. ¿Qué le pasó a mi angelito? Mi hermosa hija ... no era tan angelical.

Han pasado muchos años desde aquel día en ese café.

Pero cómo desearía poder regresar y sentarme con aquella mamá inexperta mientras manejaba de vuelta a casa.

Yo le diría: «Tu hija es una niña que necesita de sus padres. Necesita que le enseñen. Y algunas de tus mejores oportunidades de enseñanza vendrán cuando ella muestre su naturaleza pecaminosa. No temas, ni te preocupes ni veas esto como una especie de fracaso de tu parte. Sus manifestaciones externas son una indicación interna de su necesidad por ser guiada. Así que guíala. Ámala. Y recuerda siempre ser la madre. No su amiga. No su comadre. Su madre».

Necesitaba saber lo que nos enseña Proverbios 22:6: Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará.

Esta hija tiene 26 años ahora. Y ella es una hija absolutamente maravillosa.

Pero criarla no siempre fue fácil. Hubo muchas más ocasiones en que ella exhibió su naturaleza pecaminosa, y en cada ocasión tuve que elegir ser la madre.

No es fácil ser madre. Pareciera menos y menos popular decir no a los niños.

Como padres, necesitamos establecer límites bíblicos, enseñar a nuestros hijos la diferencia entre expectativas realistas y no realistas, trazar líneas entre lo que es apropiado e inapropiado para el lenguaje y el entretenimiento, modelar modales y mostrarles cómo es buscar una vida piadosa, no solo de actividad religiosa.

Dios sabe que he sido muy imperfecta con todo esto.

Pero mantener a la raya el ser padres, aun cuando lo hacemos imperfectamente es bueno.

Todos estos momentos difíciles de la paternidad valdrán la pena.

Incluso en esas etapas en las que sientes que tus hijos están haciendo todo lo contrario de lo que les has enseñado. Toda esa crianza está en ellos, y el fruto de eso surgirá algún día.

Sé la mamá. Enséñales las verdades bíblicas. Mantente firme al decir no, aun cuando no es la opción más popular.

Esto es lo que nuestros niños necesitan desesperadamente.

Y anímate amiga, lo estás haciendo mucho mejor de lo que crees.

Querido Señor, Tú sabes más que todas nosotras que la crianza de los hijos es difícil. Ayúdanos a ver cada día como una oportunidad para enseñar y criar niños que te aman. En el Nombre de Jesús, Amén.

VERDAD PARA HOY

Isaías 54:13, El Señor mismo instruirá a todos tus hijos, y grande será su bienestar. (NVI)

Deuteronomio 6:6-7, Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos. Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes. (NVI)

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© 2020 por Lysa TerKeurst. Derechos reservados.

Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.

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