Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado, y el dominio estará sobre su hombro. Se llamará su nombre: Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Isaías 9:6 (RVA-2015)
Cuando nuestra hija menor estaba en la etapa preescolar, era muy precoz y no quería ser limitada por el nombre que aparecía en su certificado de nacimiento. Aunque le pusimos el nombre Magdalene Hope (Maggie era su nombre abreviado), ella prefería ser conocida por muchos nombres.
Cuando arropaba a Maggie en la cama cada noche, no sabía quién iba a despertarse a la mañana siguiente debajo de aquellas sábanas suaves.
La mayoría de los días era Emma Rose quien saltaba por el pasillo al amanecer, con la mantita rosada de Maggie en su mano. Emma Rose tenía la apariencia de hija menor con su pelo enmarañado y encajaba perfectamente en nuestra rutina matutina.
Ella entretenía a mis hijos de edad escolar con canciones graciosas y vigilaba diligentemente por la ventana el autobús amarillo escolar que avanzaba lentamente por la cuesta y se detenía en la entrada de nuestra propiedad.
Pero cuando desaparecía el autobús, Emma Rose solía desaparecer también. Pronto llegaba Annelise, adornada con sus zapatillas rojas y brillosas y con un collar de perlas de bolitas de amapolas. Annelise me llamaba Querida en lugar de Mami y me invitaba a acompañarla a tomar un té en el suelo de la sala.
A menudo llegaba Rosie para el almuerzo, vestida con un tutú violeta y una sonrisa deslumbrante. A ella le encantaba bailar en la cocina mientras yo preparaba nuestro almuerzo.
Algunas tardes me visitaba Bluebell o Daffodil, Princess o Maryanne, pero Maggie siempre aparecía para los cuentos y los besos de buenas noches a la hora de acostarse.
La mayoría de los días, elegí aceptar y aprovechar el “teatro” poco convencional de Maggie y sus diferentes apodos, los cuales me permitían disfrutar de mi pequeña y captar algo de su personalidad vibrante.
Sin embargo, cuando Maggie empezó a ir al colegio algunas mañanas durante la semana, su espíritu vivaracho se disolvió en una melancolía silenciosa. Al final, una declaración simple aclaró la frustración de mi preescolar pequeña. «Odio la etiqueta de mi nombre», anunció Maggie acompañado con un pisotón malhumorado.
«¿Qué problema hay con la etiqueta?», intentaba yo averiguar.
«Siempre dice Maggie», mi hija se quejaba.
«Porque ese es tu nombre», respondí con una risita.
«Lo sé, Mami», dijo mi hija. «Pero quisiera que mi maestra conociera todos mis nombres». Ella exhaló con un suspiro exasperado y susurró, «Soy más que solo Maggie».
De repente, entendí la queja susurrada de mi hija.
Magdalene Hope puede estar llena de esperanza como lo sugiere su nombre legal, pero ella también es valiente como Emma Rose y amable como Annelise. Es alegre como Rosie y audaz como Bluebell. El deseo de Maggie de ser conocida por muchos nombres era una solicitud para ser conocida completamente.
Muchas veces pienso en mi hija pequeña cuando leo el anuncio del nacimiento divino de Jesús en el libro de Isaías. Las palabras familiares del profeta suenan como una colección curiosa de etiquetas de nombres: “Porque un niño nos es nacido, un hijo nos es dado, y el dominio estará sobre su hombro. Se llamará su nombre: Admirable Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz” (Isaías 9:6).
Los muchos nombres de nuestro Salvador no son un indicador de que Él es variable o propenso a cambiar. Son un recuerdo vivo de que Él es inigualable y no puede ser limitado.
Así como los apodos de mi hija nos dejaron captar algo de su personalidad vivaz, los nombres de nuestro Salvador también nos proveen una mirilla a Su carácter invariable. Cada nombre de Jesús revela una característica de Su carácter divino y un aspecto de Su amor sin límites. Pero lo mejor de todo, cada uno de los nombres de Jesús nos ofrece una invitación personal a conocerle más íntimamente y confiar en Él más intencionalmente.
Jesús, nuestro Admirable Consejero, nos llama a conocerle como un defensor compasivo mientras que Jesús, nuestro Dios Fuerte, nos llama a descansar confiadas en Su gran poder e incomparable autoridad.
Jesús, nuestro Padre Eterno, nos recuerda de que somos Sus hijas amadas y Jesús, nuestro Príncipe de Paz, nos convoca a descansar en Su presencia.
Así que, conozcamos a nuestro Salvador por nombre este año, queridas amigas.
Y mientras lo hacemos, recordemos que no importa las identidades que descubrimos acerca de Él, Jesús es siempre más.
Querido Jesús, gracias por invitarme a conocerte personal y poderosamente. Ayúdame a descubrir más de Ti este año. En el Nombre de Jesús, Amén.
Verdad para hoy
Filipenses 2:9-10, Por lo cual, también Dios lo exaltó hasta lo sumo y le otorgó el nombre que es sobre todo nombre; para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, en la tierra y debajo de la tierra. (RVA-2015)
Recursos Adicionales
¡Para poder aprenderr más sobre quién es Jesús y quién eres gracias a Él, echa un vistazo a los devocionales abajo!
Para cuando no te sientes no te ves victoriosa, por Madi Vincent.
¡No puedes elegir mi nombre!, por Alicia Bruxvoort.
Hablando con Dios en tiempos inciertos, por Sara Hagerty.
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