»Así como el Padre me ha amado a mí, también yo los he amado a ustedes. Permanezcan en mi amor. Juan 15:9 (NVI)
Una amiga me recomendó un programa de televisión que estaba segura que me iba a gustar. No me parecía interesante, pero debido a su recomendación, miré el primer episodio. Como había sospechado, no me gustó. Así que no volví a verlo.
Pero ella insistió, «Por favor, dale otra oportunidad. Estoy segura de que te encantará».
Como confiaba en mi amiga, vi el siguiente capítulo. Esa vez algo captó mi interés. Así que, vi otro capítulo, y comencé a disfrutar de los personajes. Eran peculiares e intrigantes. Cuanto más veía el programa, más me gustaba. ¡Mi amiga tenía razón!
Había juzgado ese programa basado en mis observaciones superficiales, pero una vez que realmente conocí la historia, me quedé enganchada.
¿No es este el caso con muchas cosas?
Fácilmente tomamos decisiones, seguras de que algo no nos va a gustar, alguna música, un libro, comida o persona. Luego, se convierte en una profecía autocumplida, porque no llegamos realmente a conocer lo que juzgamos desde el inicio.
Puede ser así con Jesús también. Para algunos, ver a Jesús como bebé en un pesebre es lo más que se le quieren acercar. Quizás, el Jesús adulto parece ser un poco intenso o exigente o cerrado. Entonces es más fácil mantenerse distante de Él.
Pero si mantenemos distante a Jesús, nunca Lo conoceremos. Y si no Lo conocemos, no Lo vamos a amar.
Si queremos trasladar la fe de nuestras mentes a nuestros corazones, debemos enamorarnos de Jesús.
Para enamorarnos de Jesús, debemos conocerlo. No superficialmente, sino profundamente. Ese tipo de conocimiento requiere tiempo y perseverancia, como cualquier buena relación. Jesús nos invita a permanecer en Su amor, descansar, quedarnos, esperar, no solo pasarlo de rápido. En Juan 15:9, Él dijo: Como el Padre me amó, también yo los he amado; permanezcan en mi amor. (NVI)
Muchas de nosotras igualamos el amar a Jesús con la obediencia. Ciertamente, la obediencia es parte de mostrar que Lo amamos; incluso Jesús dijo eso. Pero el amor que Jesús quiere es nuestro afecto, nuestras emociones, y el anhelo de nuestros corazones. ¿Cómo llegamos a eso?
Durante muchos años mi fe fue teórica. Sabía quién era Jesús, creía que era el Hijo de Dios, quién murió por mis pecados y decidí seguirlo. Estudiaba la Biblia y hacía lo mejor para tomar buenas decisiones. Pero mi fe parecía ser una simple formalidad.
Todo cambió cuando comencé a conocer a Jesús como una persona real, no solo como alguien a quien estudiar. Cuando leí acerca de Jesús defendiendo a una mujer avergonzada, desafiando a los que se creían justos para condenarla, Lo imaginé haciendo eso por mí y Lo amé.
Cuando Jesús se encontraba en un pozo de agua, hablando con una mujer que todos rechazaban, me Lo imaginaba hablándome a pesar de los posibles rumores y Lo amé.
Cuando Jesús se detuvo y sanó a una mujer, quién en fe tocó Su manto y fue sanada, sabía que Él se detendría por mí, y Lo amé por eso.
Cuando Jesús soportó acusaciones falsas, fue traicionado por Sus amigos, rechazado por los suyos, fue golpeado, crucificado e incluso experimentó que el rostro de Su Padre se apartara de Él para que yo fuera libre de la maldición del pecado, Lo amé más.
Podría seguir y seguir. Hay muchas razones para amar a Jesús, pero hay una verdad que abrazar: Jesús es real, y nos ama. Y para nosotras experimentar ese amor y ofrecerlo de regreso, necesitamos conocerlo. Realmente conocerlo.
¿Qué te parece si juntas, tratamos de conocer más a Jesús?
Señor, gracias por amarme primero. Gracias por enviar a Tu Hijo para que te pueda conocer no como un Dios distante, sino como alguien a Quién puedo amar como un Amigo. Ayúdame a conocerte y amarte más. En el Nombre de Jesús, Amén.
VERDAD PARA HOY
Efesios 3:17b-19, Y pido que, arraigados y cimentados en amor, puedan comprender, junto con todos los santos, cuán ancho y largo, alto y profundo es el amor de Cristo; en fin, que conozcan ese amor que sobrepasa nuestro conocimiento, para que sean llenos de la plenitud de Dios. (NVI)
Recursos Adicionales
¿Puede el amor de Dios salvar a cualquier persona? En Amor Redentor, la autora Francine Rivers vuelve a contar la historia bíblica de amor de Gomer y Oseas en un relato ambientado en el emocionante trasfondo de la fiebre del oro de California. La protagonista, Ángela, es una joven que fue vendida a la prostitución cuando era niña. Miguel Oseas es un hombre piadoso enviado a la vida de Ángela para atraerla al amor redentor del Salvador. ¡Compra el libro para ti o una amiga hoy!
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Reflexiona y responde
Menciona una cosa que Jesús ha hecho por ti que te inspira a amarlo.
© 2021 por Glynnis Whitwer. Todos los derechos reservados.
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