Devocionales

No es buena suerte, es un Dios bueno

Tracie Miles 29 de abril de 2021
Que el SEÑOR, Dios de Israel, bajo cuyas alas viniste a refugiarte, te recompense abundantemente por lo que hiciste. Rut 2:12 (NTV)

Cuando la vida se nos vuelve un desastre, es natural pensar que Dios ignora nuestro sufrimiento y que no trabaja en nuestras vidas. Pero el creer que a Dios no le importamos, nos impide ver en donde está trabajando en nosotras, y podríamos atribuir su bondad entonces a nada más que a la buena suerte.

No creo en la buena suerte. Yo creo en un Dios bueno.

En el libro de Rut, leemos cómo Noemí luchó para ver a Dios trabajando en su vida, luego de atravesar grandes tribulaciones. Debido a una hambruna, tuvo que mudarse a otra ciudad. Ella ya había perdido a su esposo, dos hijos, amigos, riqueza y seguridad financiera. Su corazón se llenó de amargura y su fe, fue sacudida. Ella creía que no había nada bueno en su vida y sentía que todo lo que tenía era mala suerte. Sin embargo, a pesar de su negatividad y falta de fe, Dios tenía planes asombrosos para su vida.

Cuando finalmente las cosas comenzaron a cambiar luego de un largo periodo de sufrimiento, me pregunto si Noemí pensaba que todo era casualidad, o le daría el crédito a quien lo merecía. Eso hubiera sido fácil pues su corazón estaba angustiado, su fe débil y su espíritu derrotado. Sin embargo, a medida que lees su historia, es obvio que había un Dios bueno orquestando un plan divino.

Leímos en el capítulo uno que Noemí y su nuera Rut llegaron a Belén justo a tiempo para el comienzo de la cosecha de cebada. ¿Fue eso buena suerte? No, eso fue un Dios bueno trabajando en Su tiempo perfecto. La cosecha fue el plan de Dios para cubrir sus necesidades físicas de alimento y provisión.

En Rut 2:1, vemos que Noemí tenía un pariente rico e influyente llamado Booz. ¿Buena suerte? No, Dios había planificado desde hace generaciones abrir las puertas de oportunidad, provisión y protección en medio de los daños. En Rut 2:2-3, Rut va a recoger el grano que sobraba en los campos, y vemos qu… Y dio la casualidad de que el campo donde estaba trabajando pertenecía a Booz (NVI). ¿Fue buena suerte que, entre todos los campos, ella terminara en el campo de Booz? No, eso fue un Dios bueno que iba delante de ella guiando sus pasos.

Luego, en Rut 2:4, la historia continúa: En eso llegó Booz … (NVI). ¿Buena suerte? No, eso fue un Dios bueno en Su tiempo perfecto. ¿Y en quién se fija Booz? En Rut. ¿Buena suerte? No, eso fue un Dios bueno trabajando en el corazón de un hombre para llevar a cabo Sus planes.

Rut 2:12 nos recuerda la bondad de Dios: Que el Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas viniste a refugiarte, te recompense abundantemente por lo que hiciste (NTV). Y el resto es historia.

Más tarde, Booz se casó con Rut, y tienen un hijo juntos, dándole a Noemí un nuevo yerno y un precioso nieto. Compró la tierra de Noemí y aseguró su bienestar financiero. Todos estos fueron regalos divinamente planeados por Dios, no simplemente buena suerte. Regalos de restauración y bendición, en Su tiempo perfecto, de acuerdo con Sus planes perfectos.

En cuanto a mí, he visto a Dios trabajando, y sus planes de restauración para mi vida se desarrollan día a día. Al mirar atrás, veo tantas cosas buenas que han sucedido en los últimos años y no puedo dejar de sonreír … porque veo los milagros de Dios, no simplemente toques de buena suerte.

Aunque muchas áreas de mis circunstancias aún no han sido restauradas y la vida en ocasiones es difícil, ahora me doy cuenta que Dios hizo algo aún mejor de lo que había imaginado. Él ha sanado mi corazón y ha restaurado mi fuerza, paz, esperanza, fe y alegría, tal como lo hizo con Noemí y Rut, y tal como lo quiere hacer por cada uno de Sus hijos.

Amiga mía, no existen eventos imprevistos, solo los acontecimientos de Dios, porque las Escrituras nos recuerdan que Dios tiene Su mano en todo lo que sucede bajo el sol. Recuerda: Dios siempre tiene el control, trabajando detrás de escena, organizando buenos planes para nuestras vidas. Esto no solo nos da una gran esperanza, sino que también nos prepara para vivir con alegría, a pesar de lo que la vida nos depare.

Señor, dame la esperanza de que la restauración de mi vida y mi alegría son posibles, no a mi manera, sino a la Tuya. Restaura mi corazón mientras restauras mis circunstancias. Confío en ti y te doy el crédito por todas las cosas buenas que suceden. En el Nombre de Jesús, Amén.

Verdad para hoy

Romanos 8:28, Y sabemos que Dios hace que todas las cosas cooperen para el bien de quienes lo aman y son llamados según el propósito que él tiene para ellos. (NTV)

Recursos Adicionales

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De la preocupación a la alabanza es un devocional de siete días que te ayudará a encontrar paz cuando te sientas tentada a caer en pánico, luchar cuando el temor quiera arrastrar tu corazón hacia el peor escenario, y practicar la confianza en Dios ante circunstancias inciertas. ¡Descarga hoy tu copia gratis aquí!

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