Devocionales

La gran victoria de perder a quienes no somos

Amy Carroll 14 de mayo de 2021
Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación… Él antecede a todas las cosas, y en él todas las cosas subsisten. Colosenses 1:15,17 (RVA-2015)

Ser todo para todas las personas es una trampa, y mi amiga había caído en ella.

Entre lágrimas, derramó su agotamiento. Durante años, se había esforzado al máximo para mantener todo unido para su familia, amigas y compañeras de trabajo.

Ella había lavado toda la ropa, cocinado todas las comidas, hecho malabares con todos los horarios, transportado a todos los pasajeros, manejado todos los proyectos, dicho “sí” a cada solicitud, secado cada lágrima, calmado cada berrinche, escuchado cada necesidad y completado cada quehacer.

Había desempeñado todos los roles.

¿Por qué lo había hecho todo? Pensó que tenía que ganarse el amor y la aprobación. Le preocupaba tener que trabajar por un lugar seguro en su mundo. Ella creía que si no lo hacía, nadie lo haría. Concluyó que las necesidades de todos los demás borraban las suyas.

Pero ya no podía hacerlo más. No le quedaban reservas. Estaba agotada, exhausta y, sinceramente, estaba más que un poco resentida.

Esta “amiga” no es una sola mujer. Es una recopilación de las voces de mujeres que he escuchado a lo largo de los años, y en ocasiones yo también he agregado la mía a ese coro. Las mujeres tenemos el don de nutrir, un rasgo hermoso, de Dios mismo;  y sin embargo, a veces nos sobrepasamos. Hacemos por los demás lo que deberían estar haciendo por sí mismos. Enterramos nuestras propias necesidades bajo el montón de expectativas que se nos plantean. Tratamos de mantenerlo todo a flote cuando ese nunca fue nuestro trabajo.

Pero es el trabajo de Jesús. Colosenses 1 nos da una visión interna de quién es Jesús y Su magnificencia sin comparación. Los versículos 15 y 17 dicen: Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación… Él antecede a todas las cosas, y en él todas las cosas subsisten. Además de lo que dice nuestro versículo clave, Jesús también es:

El Creador. Todas las cosas fueron creadas por medio de Él y para Él. (v. 16)

La Cabeza de la iglesia. (v. 18)

Preeminente. (v. 18)

Reconciliador de todas las cosas con Dios. (v.20)

En Él todas las cosas subsisten. No en mí. No en ti.

¡Hay tanto alivio en esa verdad! Debido a quién es Jesús, podemos liberar todo lo que no somos.

Cada una de nosotras tiene deberes y responsabilidades, pero no son todas las cosas. Cuando tratamos de mantener todo a flote, entramos en el rol de Jesús, terminando en un lugar insalubre espiritualmente.

¿Cómo sería permitir que Jesús lo mantenga todo a flote, acogiendo Su provisión y viviendo en Su amor generoso por nosotras? En oración, decimos “sí” a las tareas que Él nos ha encomendado y le dejamos el resto.

A veces se trata de pasos simples y prácticos, como enseñar a los hijos a lavar la ropa para que tengan la habilidad y el sentido de la responsabilidad cuando salgan de casa. O dejar que otra persona en el trabajo coordine el próximo proyecto. O presupuestar un cuidador de relevo para un padre anciano. A veces es decir “no” a un puesto de voluntario en la iglesia, dejando un espacio para la persona que realmente está llamada a hacerlo.

No tenemos que mantenerlo todo a flote. Jesús, en Su gracia y poder, llena esa descripción de trabajo de una manera más perfecta de lo que nosotras jamás podríamos; así que, devolvamos el título a Él. Cuando lo hagamos, Él restaurará nuestras almas, devolviendonos a un lugar saludable de servicio combinado con descanso.

Señor, estoy cansada y lista para devolverte Tu rol. Muéstrame lo que necesito entregarte, que nunca estuve destinada a hacer en primer lugar. Inúndame con Tu fuerza para hacer las tareas que me has asignado y borra la culpa que siento cuando digo “no” a todo lo demás. Confío en que llenes cada necesidad con el que está llamado a ello. En el Nombre de Jesús, Amén.

Verdad para hoy

Salmo 145:19, Él concede los deseos de los que le temen; oye sus gritos de auxilio y los rescata. (NTV)

Salmo 23:1-3a, El SEÑOR es mi pastor; nada me faltará. En prados de tiernos pastos me hace descansar. Junto a aguas tranquilas me conduce. Confortará mi alma. (RVA-2015)

Recursos Adicionales

¿Este devocional te hizo preguntarte si estabas caminando como la mujer que Dios te ha creado para ser? Si estás buscando más formas de seguir diariamente el llamado de Dios en tu vida, lee el libro de Lysa TerKeurst, Cuando las mujeres le dicen sí a Dios, un gran recurso para descubrir una vida de gozo y propósito al colaborar con Dios. Haz clic aquí para adquirir el libro.

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Reflexiona y responde

¿Cuál es una tarea que has asumido y que sabes que pertenece a otra persona? ¿Cómo podría fortalecer tu confianza en Dios el soltar esa tarea?

Piensa en los pasos que debes seguir para entregar la tarea y escríbelos. ¿Necesitas decir "no" aunque sea difícil? ¿Entrenar a alguien para que tome tu lugar? ¿Presupuestar para un reemplazo? Comparte tu opinión en los comentarios.

© 2021 por Amy Carroll. Todos los derechos reservados.

Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.

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