Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón. Jeremías 29:13 (NVI)
Todos los días, Dios nos habla. A veces nos invita a acercarnos y escuchar mientras Él mismo se revela a nosotras, revela Su carácter y Su guía. Otras veces nos llama a participar en Sus propósitos. Y aun otras veces Él simplemente susurra, recordándonos de Su amor increíble para nosotras.
Reconozco que aquí es donde algunas levantarán su mano con unas cuantas preguntas. Escuchar la voz de Dios es uno de esos temas que puede fácilmente despertar la frustración y la confusión. Quizás estás preguntándote algunas de estas preguntas hoy: ¿Cómo puedo saber si Dios me está hablando? ¿Cómo distingo si es Su voz hablándome o simplemente mi propia idea? ¿Qué pasa si tengo la sensación de que Dios me está diciendo que haga algo pero no parece tener sentido?
La verdad es que no hay ninguna fórmula mágica para poder discernir la voz de Dios. Aprendemos a reconocer Su voz de la misma manera que reconocemos las voces de aquellos cercanos a nosotras, conociéndole a Él. Y cuando lo conocemos, podemos discernir si lo que nos sentimos guiadas a hacer, realmente viene de Él o no.
Nunca he escuchado Su voz de modo audible. Sin embargo, he aprendido que aún así, puedo sentir Su guía y percibir Su presencia cuando lo busco. También me pregunto cinco cosas para decidir si lo que escucho es de Dios o no:
- ¿Lo que escucho se alinea con las Escrituras?
Dios nunca nos hablará o dirá que hagamos algo que es contrario a Su Palabra. Pero si no conocemos las Escrituras, no sabremos discernir si lo que oímos es consistente o no con la Palabra. Conocemos la voluntad de Dios cuando leemos y oramos la Palabra de Dios. Te animo a empezar a escribir un diario, anotando los versículos que estudias y algunas de tus experiencias personales con las cosas que aprendes leyendo la Palabra de Dios.
- ¿Lo que escucho es coherente con el carácter de Dios?
La Palabra de Dios nos provee con una rica información acerca de Su carácter. Así como Dios siempre habla de acuerdo a Su Palabra, también Él habla de acuerdo a Su carácter. Dios no dirá nada incompatible con Quién es. Cuanto más tiempo lo conocemos y cuanto más lo experimentamos a Él de forma personal, más aprendemos de Su carácter.
- ¿Lo que escucho se confirma por medio de las predicaciones en mi iglesia o en mi tiempo de estudio a solas con Dios?
Cuando Dios me habla sobre un asunto en particular, no puedo escaparme. Tras cada esquina hay un sermón o un estudio Bíblico, el tema de un conferencista o una conversación con una amiga que es consistente con lo que llevo escuchando de parte de Dios en mis momentos a solas con Él. Cuando invertimos tiempo en pasar momentos a solas con Dios, Él nos hablará. Presta atención a Su voz, y después esté atenta a que se confirme el mensaje.
- ¿Lo que escucho está fuera de mis capacidades?
A veces Dios nos llama a hacer algo grande que no podemos hacer en nuestras propias fuerzas, o que supera nuestras capacidades o es más grande que el deseo natural humano. No es algo de lo que podamos planear una estrategia o intentar que surja algo en y de nosotras mismas. Solo puede suceder por medio de la intervención divina de Dios. No mires tus faltas de habilidades, ni te fijes en tus inseguridades. Mira al Dios Todopoderoso. Acepta que este llamado es una oportunidad de verle a Él obrar en ti y por medio de ti. Si respondes «sí» a la pregunta, ¿esto está por encima de mí?, es probable que sea Dios quien habla.
- ¿Lo que escucho le agrada a Dios?
Es fácil convencernos a nosotras mismas de que no hemos escuchado a Dios. Creo que utilizaremos cualquier excusa para convencernos a nosotras mismas que no es Su voz y así librarnos de actuar. Aun cuando pensamos que lo que hemos escuchado de Él, en realidad no lo es, agradamos a Dios cuando actuamos. Siempre debemos buscar inclinarnos más hacia el lado de agradar y obedecer a Dios.
Este filtro de cinco preguntas es un buen punto de partida en nuestras conversaciones con Dios. Cuando vivimos con la expectativa de escuchar la voz de Dios, lo escucharemos. En Jeremías 29:13, Dios promete, “Me buscarán y me encontrarán cuando me busquen de todo corazón”.
Estoy muy agradecida de servir a un Dios que sigue hablando, a cada una de nosotras, de forma individual, justo donde nos encontramos.
Padre Dios, gracias por recordarme que Tú no estás escondiéndote de mí o intentando frustrarme. Tú sigues hablando y me hablas a mí. Y cuando se siente difícil escucharte, sé que Tu Palabra eres Tú hablándome de forma escrita, siempre accesible y nunca muda. Ayúdame a vivir con un corazón dispuesto a acercarme a Ti, con el oído siempre escuchándote a Ti y con los pies preparados y dispuestos a seguirte. En el Nombre de Jesús, Amén.
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