Devocionales

Encontrando la respuestas que necesitas

Chrystal Evans Hurst 29 de junio de 2021
Estén quietos, y sepan que Yo soy Dios; Salmo 46:10 (NBLA)

El caos comenzó con un simple “pop” seguido de un sonido extraño y fuera de lo común.

Salté de mi asiento en la mesa de la cocina y corrí hacia el burbujeo audible, sin estar muy segura de dónde venía exactamente el sonido. Parecía provenir de la pared cerca de la puerta trasera, justo encima del interruptor de la luz de la sala y justo debajo del teclado de la alarma.

Al principio, pensé que escuchaba electricidad estática, del tipo que esperas escuchar cuando algo eléctrico está fuera de control. La idea de ese tipo de problema me asustó. Pero inmediatamente me encontré más pasmada y más asustada cuando me di cuenta de que el zumbido oculto se hacía más fuerte a cada segundo y solo podía significar una cosa…

Una tubería reventada.

Mis oídos siguieron el sonido del flujo descendente de agua que pasaba por las tuberías de cobre y salpicaba las paredes. Mi búsqueda se detuvo cuando apareció lo que pensaba ver: un flujo constante de agua que comenzaba a esparcirse por los pisos de mi casa.

Inmediatamente, me hice la pregunta para la que necesitaba desesperadamente una respuesta inmediata…

¿¡¿¡Dónde está la llave de paso de agua?!?!

Llamé a mi esposo mientras simultáneamente metía mis pies a medias en los zapatos antes de lanzarme a la nieve. Los siguientes minutos fueron caóticos mientras corría frenéticamente en las temperaturas heladas, hablando con mi esposo mientras también trataba de encontrar la llave de paso. Mi búsqueda solo duró unos minutos, pero esos minutos duraron lo suficiente como para que se produjeran daños importantes.

Finalmente, me topé con la llave de paso justo afuera de la ventana de mi cocina en el exterior de mi casa. La llave contaba con un mango de color naranja brillante, que me miraba a plena vista, esperando que me espabilara.

El día anterior, en medio de la tormenta de nieve de Texas que había provocado condiciones climáticas adversas con temperaturas bajo cero, me vino a la mente una curiosidad inesperada. ¿Dónde está la llave de paso de agua? En respuesta a ese pensamiento interno aleatorio, le pregunté a mi esposo sobre la ubicación de la llave. El propietario anterior me había indicado la ubicación durante su mudanza, pero no podía recordar lo que había dicho. El pensamiento de mi esposo sobre su ubicación no me sonó familiar, pero no mucho después, mi curiosidad se perdió en el ajetreo del día.

No sabía que necesitaría saberlo.

Todo era demasiado. La tormenta de nieve repentina. Sin electricidad. Sin calefacción. Y ahora me encontraba sin agua y con pisos inundados. La gratitud no fue mi primera emoción. La frustración fue acompañada por un grito entrecortado… o dos. No podía creer que si me hubiera dejado llevar por la intuición que tuve el día anterior sobre la llave de paso, las cosas podrían haber sido diferentes. En cambio, pasé momentos cruciales luchando en el caos, tomando el asunto en mis propias manos.

Cambié la quietud del día anterior por una búsqueda frenética de una solución en un momento de caos. Realmente creo que el Espíritu me había dado una invitación temprana a una solución para un problema que Él sabía que enfrentaría. En mi ajetreo, no acepté la invitación. ¿Descubrí finalmente la ubicación de la llave de paso de agua? Sí. ¿Mi “esfuerzo” por encontrarlo en mis propias fuerzas y en mi propio tiempo implicó más estrés? Sí, también.

A veces es mejor invertir tiempo en descubrir las respuestas que necesitas antes de necesitarlas.

A menudo invertimos nuestro tiempo en aprender del corazón de Dios al leer Su Palabra, tener comunión con otros creyentes, al participar en la comunidad y conectarnos con el Señor Jesús al hablar con Él a través de la oración. Al hacerlo, las respuestas que necesitamos pueden servirnos antes de que las necesitemos. La dirección de Dios para nuestras vidas a menudo se encuentra en la quietud, antes del caos y la locura. Creo que el salmista que escribió nuestro versículo clave sabía que los momentos inesperados en la vida y las interrupciones que sobrevienen podrían llevarnos a distraernos con nuestro propio “conocimiento”.

Estén quietos, y sepan que Yo soy Dios … (Salmo 46:10)

¿Qué pasa si, en nuestro esfuerzo por resolver las cosas, ya sea en nuestras propias mentes o preguntando a otros por sus opiniones, escapamos del camino tranquilo hacia las respuestas que pueden llevarnos a la presencia y la suficiencia de un Dios omnisciente?

Cuando nos posicionamos para recibir la dirección de Dios, también nos posicionamos para vivir con menos circunstancias abrumadoras. La buena noticia es que Dios está siempre presente. Él está siempre listo y esperando que estemos quietas y que nos demos cuenta de Él y de las respuestas que ya nos ha provisto. Al conocerlo, encontramos las respuestas que buscamos, y al buscarlo, descubrimos que Él es todo lo que necesitamos.

Querido Dios, ayúdame a estar quieta en los momentos caóticos de mi vida. Ayúdame a no recurrir a mis propias fuerzas, sino a pensar en Ti. Ayúdame a escogerte como mi primer recurso, no el último, y a creer que tienes lo que necesito. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Mateo 6:33, Pero busquen primero Su reino y Su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. (NBLA)

¿Crees que las dificultades de la vida te llevan a esforzarte por encontrar respuestas en tus propias fuerzas? ¿Cómo puedes hacer espacio para estar quieta y pasar tiempo con Dios? ¡Compártelo en los comentarios!

© 2021 por Chrystal Evans Hurst. Todos los derechos reservados.

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