Pero Moisés protestó: —¿Quién soy yo para presentarme ante el faraón? ¿Quién soy yo para sacar de Egipto al pueblo de Israel? Éxodo 3:11 (NTV)
No me gusta sentir que no estoy preparada. Hay una parte de mí muy meticulosa que quiere poner atención a cada pequeño detalle. La preparación me hace sentir que tengo una mayor probabilidad del éxito por venir. Y me gusta tener éxito en todo lo que hago.
Claro, hay ocasiones en las que no tengo problema si tengo que improvisar. Por ejemplo, fui al supermercado sin mi lista de las compras perfectamente escrita a máquina y con casillas a lado de cada artículo. Sí, inevitablemente olvidé algunas cosas, pero siempre puedo regresar a la tienda si realmente necesito salchichas.
Pero cuando es imperativo, cuando el resultado de mi esfuerzo afecta a otras personas de forma significativa, quiero estar preparada.
Cuando mi mamá se mudó con nosotros a finales del año 2020, yo estaba en un estado frenético de preparación. Necesitábamos todo, desde una cama hasta soluciones de almacenamiento. El plan del espacio tenía que ser funcional para que mi mamá pudiera mantener su independencia. Necesitaba deshacerme de toda la ropa en el armario que ya no me quedaba. El baño requería aparatos de accesibilidad. Y cada doctor necesitaba ser investigado y elegido con mucho cuidado para proveer el mejor cuidado médico y cultural para mi mamá.
Me siento muy apasionada acerca de estar preparada para las cosas a las que Dios específicamente me ha llamado. ¡Señor, no quiero estropear esto!
Muy frecuentemente, yo no creo estar lo suficientemente preparada o incluso calificada para hacer lo que Dios me pide. Así que pospongo el llamado, esperando el tiempo oportuno, o que haya obtenido (según yo) la preparación.
Moisés puede entender mi lucha. Después de huir de Egipto, él estaba ocupándose de sus propios asuntos, cuidando a sus ovejas cerca del monte de Dios, cuando el Señor le habló a él desde una zarza ardiente.
¡Mira! El clamor de los israelitas me ha llegado y he visto con cuánta crueldad abusan de ellos los egipcios. Ahora ve, porque te envío al faraón. Tú vas a sacar de Egipto a mi pueblo Israel. Pero Moisés protestó: —¿Quién soy yo para presentarme ante el faraón? ¿Quién soy yo para sacar de Egipto al pueblo de Israel? Dios contestó: —Yo estaré contigo. Y esta es la señal para ti de que yo soy quien te envía: cuando hayas sacado de Egipto al pueblo, adorarán a Dios en este mismo monte. (Éxodo 3:9-12, NTV)
Por fuera, la refutación de Moisés parece convincente, incluso humilde. Él simplemente era un pastor modesto que trabajaba con su suegro, haciendo lo mejor para cuidar de su familia. ¿Quién era él para hablar con el faraón y liderar millones de israelitas fuera de Egipto?
Pero no olvidemos el principio de la historia de Moisés. ¡De bebé, Moisés fue encontrado por la hija del faraón y vivió como parte de la casa real de Egipto por 40 años! Cuarenta años parece ser un tiempo muy largo para aprender de todas las tradiciones necesarias de Egipto y construir relaciones con el faraón y su familia.
Quizás Moisés olvidó la primera mitad de su vida. Pero Dios no. Dios estaba preparándolo para su llamado. Y Dios te ha preparado a ti para todo lo que te ha llamado a hacer desde la zarza ardiente en tu corazón. Quizás necesites a una amiga para refrescar tu memoria para ver todas las maneras en las que Dios te ha estado cultivando.
Aun así, puedes sentirte abrumada. Pero la respuesta que Dios le dio a Moisés es la misma respuesta que Él te da a ti: “ —Yo estaré contigo” (Éxodo 3:12a, NTV). Eso es todo lo que necesitas. La presencia de Dios en tu vida completa tu preparación para responder a tu llamado. ¡Dios está contigo, amiga!
Padre, Tu promesa de estar conmigo es todo lo que necesito para tener valor al seguir mi llamado, no importa la temporada en la que me encuentre. Cuando me siento ansiosa o no preparada, mándame un recordatorio amable de Tu presencia poderosa. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Isaías 41:10, No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa.(NTV)
Piensa en tus experiencias de vida. ¿Cómo te ha preparado Dios para lo que Él te ha llamado hacer?
¿Cómo cambia tu perspectiva el saber que Dios está contigo aun cuando sientes que no estás preparada? Comparte tus pensamientos en los comentarios.
© 2021 por Shala W. Graham. Todos los derechos reservados.
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.