El SEÑOR omnipotente es mi fuerza; da a mis pies la ligereza de una gacela y me hace caminar por las alturas. Habacuc 3:19 (NVI)
Hace varios meses, mi esposo y yo condujimos 16 horas y nos mudamos a la casa de nuestra hija menor después de que ella nos pidió ayuda durante una pequeña crisis en su tercer trimestre de embarazo.
Haciendo malabares con un hogar, una profesión a tiempo completo, un pre-escolar, y un esposo cuyos estudios y trabajo de primera línea limitaban su disponibilidad; mi hija estaba más que agotada, incapaz de seguir adelante. Así que, nos comprometimos a hacer todo lo necesario para que ella cumpliera el embarazo con la salud intacta.
Pasé muchos de mis días manteniendo ocupada a mi nieta de 2 años, que se despertaba a las 6 en punto todas las mañanas y me mantenía ocupadísima hasta su hora de acostarse. Después de ello, llegaba el tiempo para mi propio trabajo y fechas límites. Caía en la cama tarde en la noche, esperando descansar un poco más que la noche anterior.
Pero cada noche, cuando ponía mi alarma para la mañana siguiente, me encontraba con una opción: ¿levantarme un poco más temprano para pasar tiempo en la Palabra de Dios o dormir hasta más tarde? Desearía poder decir que fue una elección fácil, pero gran parte de mí quería evitar sumergirme en las Escrituras a cambio de dormir más.
Sin embargo, en las mañanas cuando me comprometía a encontrarme con Dios en Su Palabra, descubrí que mi comunión tranquila con Él temprano en la mañana me alimentaba con una fuerza emocional, mental y espiritual de la que carecía en otros días.
El profeta Habacuc también descubrió que esto era cierto.
Habacuc estaba en medio de una crisis mucho mayor que la de mi hija. La nación de Judá se negaba a arrepentirse de su pecado a pesar de las múltiples advertencias de Dios y, como resultado, enfrentaba el juicio de Dios en la forma de un inminente ataque babilónico. Habacuc, un profeta de Judá, cuestionó y argumentó con el plan de Dios de usar una nación impía para disciplinar al pueblo de Dios. (Habacuc 1:12-17)
Habacuc podría haber permitido que la frustración y el miedo lo distrajeran y lo alejaran de Dios. Pero eligió buscar a Dios y escuchar Su respuesta a las quejas de Habacuc. (Habacuc 2:1)
El enfoque de Habacuc cambió al escuchar la respuesta soberana de Dios y comenzó a alabar a Dios por Su poder. Habacuc reconoció al Señor por rescatar a Su pueblo en crisis pasadas y, finalmente, aceptó y confió en la decisión de Dios de enviar la invasión babilónica (Habacuc 3:2-16). Habacuc también se comprometió a regocijarse en el Señor, sin importar cuán terribles pudieran llegar a ser las circunstancias (Habacuc 3:17-18).
Habiendo hecho estas cosas, Habacuc terminó su libro diciendo: El SEÑOR omnipotente es mi fuerza; da a mis pies la ligereza de una gacela y me hace caminar por las alturas (Habacuc 3:19).
Todas enfrentamos crisis en algún momento u otro. El temor las acompaña, como también aspectos que inesperadamente demandan nuestro tiempo y energía. Podríamos sentirnos abrumadas, enojadas o confundidas por el giro de los acontecimientos y dejar el tiempo con Dios en un segundo plano. Pero en situaciones como estas, es aún más importante mantener nuestro corazón en sintonía con Él. Escucha Su voz. ¿Qué te quiere decir Dios? ¿Qué verdad quiere que aprendamos?
Mantenernos arraigadas en la Verdad de Dios y alabarlo por quién es Él, centra nuestra mente en Su persona en lugar del problema. Recordar Su fidelidad en el pasado trae valor al presente. Rendirnos a Sus caminos, incluso cuando no los entendemos, trae paz interior. Y elegir el gozo, pase lo que pase, desarrolla la confianza de que Él lo tiene bajo control.
Dios es nuestra fuente de fortaleza, pero nuestras acciones determinan el grado en que lo experimentamos. ¿Acudiremos a Dios en las crisis o buscaremos nuestra fuerza y esperanza en otros lugares? Oro para que te comprometas a buscar al Señor y también experimentes Su fuerza abrumadora en tu situación.
Padre Celestial, gracias por fortalecerme cuando más lo necesito. Ayúdame a hacer mi parte viviendo de la verdad cuando enfrento desafíos. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Isaías 40:29, Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil. (NVI)
¿Cómo te ha dado fuerza Dios durante una crisis en tu vida? ¿Cuál es una forma de que te comprometas a buscar a Dios en Su Palabra hoy? ¡Déjanos saber en los
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