Devocionales

Bueno, si te soy sincera

Karen Ehman 2 de septiembre de 2021
Habla mentira cada uno con su prójimo; Hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón. Salmos 12:2 (RVR1960)

Hace unos años, una persona de la iglesia que había conocido recientemente, me invitó a tomar un café. Aunque no la había conocido personalmente antes, sabía quién era desde hacía años. Ocupaba un puesto importante en nuestra comunidad, y me encantó que quisiera reunirse para platicar.

A pesar de que normalmente no me faltan las palabras, me encontré un poco incómoda durante los primeros minutos de nuestro encuentro. Quería causar una buena impresión, así que decidí decirle lo mucho que me gustaba su conjunto de anillo y collar. Parece una buena manera de iniciar una conversación, ¿verdad? Tal vez sí, si esa fuera realmente la verdad.

La verdad es que no me parecían bonitas sus joyas. Sin embargo, pensé que un poco de falsa adulación podría hacerme caer en gracia, y entonces me contaría entre su círculo de amigas.

Hay un viejo cliché sobre la práctica de dar elogios excesivos o poco sinceros: “halagar no te llevará a ningún lado”. Aun así, ¡a veces fingimos y halagamos con la esperanza de que los halagos sí nos lleven a alguna parte!

Mientras que el chisme se puede definir como decir algo a espaldas de alguien que nunca le dirías a la cara, la adulación es todo lo contrario. Es pronunciar en la cara de alguien palabras que nunca dirías a sus espaldas, porque esas palabras son totalmente falsas.

Cuando adulamos, mentimos, aunque no lo admitamos tan fácilmente. Las páginas de la Escritura están repletas de advertencias en contra de esta herramienta de adulación, aparentemente eficaz pero totalmente engañosa, que a menudo resulta contraproducente.

Lee estas palabras que se encuentran en el Salmo 12:2:

Habla mentira cada uno con su prójimo; Hablan con labios lisonjeros, y con doblez de corazón.

La palabra traducida como “lisonjeros” en español es la palabra hebrea chelqah, que significa “suave, resbaladizo y agradable”. También se utiliza en muchos lugares para referirse a una porción de suelo o al suelo en el que uno está parado en ese momento. Si se combinan estos elementos, el panorama se aclara. Sin duda, nos encontramos en una pendiente resbaladiza cuando elegimos adular con nuestros labios.

La otra parte de este versículo que me intriga es la noción de un corazón doble. El concepto que se transmite aquí es que alguien que halaga con sus labios realmente tiene dos corazones: uno que es fiel a su alma interior, y otro que se retrata ante la persona que escucha las mentiras.

Normalmente sólo tenemos en mente lo que la adulación puede hacer por nosotras: los resultados inmediatos que buscamos cuando inflamos falsamente el ego de otra persona. Pero, ¿qué consecuencias tiene la adulación en nosotras? No nos engañemos pensando que podemos salir ilesas de una situación de adulación. A menudo no podemos.

Proverbios 26:28 expone una de las consecuencias:

La lengua mentirosa odia a sus víctimas; la boca lisonjera lleva a la ruina. (NVI)

La palabra hebrea para “ruina” en este versículo es midcheh. Curiosamente, es la única vez que esta palabra aparece en toda la Biblia. Significa “un método para, u ocasión de, tropezar”. Cuando usamos nuestra adulación, estamos frente a una caída.

¿Has sentido alguna vez un pinchazo en el corazón cuando has utilizado palabras de adulación o has faltado a la verdad cuando una amiga te ha pedido tu opinión? Podemos pensar que cuidamos los intereses de los demás cuando matizamos la verdad, aunque sea un poco. Sin embargo, las amistades sólidas y duraderas se construyen sobre la base de la honestidad.

Nuestras conexiones humanas, ya sea con personas de nuestra familia o con amigas y compañeros de trabajo, pueden reforzarse significativamente cuando decidimos ser sinceras. Podemos adoptar el nuevo hábito de ser honestas y, a la vez, expresar nuestro amor y cuidado por los demás.

Aprender a expresar la honestidad envuelta intencionadamente en un sobre de bondad puede convertirse en una de las áreas principales de crecimiento en nuestras vidas. En última instancia, nos impulsará a establecer relaciones más profundas, auténticas y saludables con los demás.

Padre, ayúdame a no caer en la utilización de la adulación para obtener favor en mis relaciones. Ayúdame a decir la verdad a los demás con amabilidad y delicadeza, sabiendo que la honestidad no sólo es la mejor práctica, sino que también te complace a Ti. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Proverbios 29:5, El que adula a su prójimo le tiende una trampa. (NVI)

¿Alguna vez fingiste amabilidad o admiración y terminaste metida en un lío?

¿Cómo podrían las verdades bíblicas del devocional de hoy evitar que halagues en el futuro y terminar enredada de nuevo?

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© 2021 por Karen Ehman. Todos los derechos reservados.

Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.

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