Entonces uno de los descendientes de Elam, que se llamaba Secanías hijo de Jehiel, se dirigió a Esdras y le dijo: «Nosotros hemos sido infieles a nuestro Dios, pues tomamos por esposas a mujeres de los pueblos vecinos; pero todavía hay esperanza para Israel. Esdras 10:2 (NVI)
Cuando estaba en la escuela secundaria, uno de los acontecimientos más importantes de cada año era ir al campamento cristiano de verano. Recuerdo que el lema de un campamento era “Entregados y radicales”. Y eso era lo que desesperadamente quería ser cuando era adolescente. ¡Quería ser radical para Dios!
Ahora que soy mayor, me pregunto por qué no anhelo la presencia de Dios como lo hacía en ese entonces. A menudo pienso más en lo que voy a cocinar para el almuerzo después de la iglesia que en tomarme un tiempo con Dios para confesar mi pecado y orar por los demás. El fervor de la juventud puede desaparecer.
Mi pasión por los asuntos de Dios disminuye cuando me distraigo con los míos.
En el libro de Esdras, leemos acerca de un hombre llamado Secanías que se interesaba genuinamente por los asuntos de Dios. Secanías fue uno de los que volvió con Esdras del cautiverio de Babilonia. Aunque su padre, Jehiel, se había casado con mujeres extranjeras e idólatras, Secanías guardó la ley de Dios y no cometió los mismos errores. (Esdras 10:2) Sin embargo, en el versículo clave de hoy, Secanías confiesa a Esdras y al pueblo, en un lugar público, “«Nosotros hemos sido infieles a nuestro Dios, pues tomamos por esposas a mujeres de los pueblos vecinos” (Esdras 10:2a).
¿Por qué dijo “nosotros”? Como líder piadoso, Secanías asumió la responsabilidad cuando su familia no siguió los caminos de Dios. No pensó, “Bueno, ese no es mi problema”.
Es importante notar aquí que, aunque Secanías asumió libremente la responsabilidad por el pecado de su padre, Dios no lo castigaría por ese pecado. Como dice Ezequiel 18:20b, “El hijo no cargará con el pecado del padre, ni el padre cargará con el pecado del hijo” (RVA-2015). Dios castiga a los que pecan contra Él, pero no responsabiliza a los miembros de la familia por los pecados de los demás.
La confesión de Secanías se basó únicamente en su compromiso con Dios, y estuvo verdaderamente afligido por el pecado de su familia. No quería que las siguientes generaciones continuaran pecando, quería verlos marcados por la santidad.
¿Qué pasaría si ese mismo espíritu de confesión inundara mi hogar? ¿Y si estuviera afligida yo por el pecado de mi familia, mi vecindario y mi ciudad? ¿Y si volviera esa misma pasión que tenía cuando era adolescente?
Sé que puede que no sea viable o realista clamar en el altar de la iglesia todos los días, pero eso no significa que no necesite temporadas de avivamiento.
Secanías no se limitó a una simple demostración emocional durante un avivamiento; él actuó. A raíz de este tiempo de dolor público, Secanías presentó un plan aparentemente severo pero efectivo para el arrepentimiento total: su pueblo expulsaría a las esposas extranjeras e hijos que adoraban otros dioses.
A pesar de lo difícil que sería, lidiar con la trampa del enemigo se convertiría en su gracia salvadora. Lo mismo ocurre con nosotras.
El versículo clave de hoy termina así, “pero todavía hay esperanza para Israel” (Esdras 10:2b). ¡Qué maravilloso es que siempre hay esperanza en Cristo!
No quiero dejar que el pecado se infiltre sin control en mi vida y en mi familia. La mujer que soy ahora necesita recordar a la adolescente apasionada que era. Resulta que tengo algo que aprender de mi yo más joven. Tal vez sea el tiempo de pasar unos momentos extra en el altar la próxima vez que tenga la oportunidad.
Señor Jesús, me humillo ante ti. Muéstrame cualquier camino perverso que haya en mí y guíame por el camino eterno. Lléname de tu Espíritu Santo y hazme ferviente por Tu obra. En el Nombre de Jesús, Amén.
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PROFUNDICEMOS
2 Timoteo 2:19, «El Señor conoce a los suyos», y esta otra: «Que se aparte de la maldad todo el que invoca el nombre del Señor». (NVI)
¿Cuándo recuerdas haber estado más apasionada por Dios?
Busca un lugar tranquilo para arrodillarte ante Dios hoy. Pídele que avive tu corazón. Vuelve a comprometerte a seguir a Dios con toda tu vida. Tómate unos momentos para confesar cualquier pecado y aceptar la gracia abundante de Dios en tu vida.
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© 2021 por Arlene Pellicane. Todos los derechos reservados.
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