Todos ustedes, en cambio, han recibido unción del Santo, de manera que conocen la verdad. 1 Juan 2:20 (NVI)
Mis pulgares recorrían mi teléfono para empezar a navegar por las redes sociales. Sin pensar mucho en lo que podría pasar por mis ojos esa mañana, me detuve al ver una foto. Era de un grupo de mis viejas amigas, todas sonrientes y parecían estar pasándola en grande celebrando juntas un acontecimiento importante de sus vidas.
Todas éramos buenas amigas. Amigas que, en su momento, hubiera esperado que me llamaran para una ocasión así. Las cosas eran diferentes ahora, y las decisiones difíciles que tomé para cambiar mi forma de vida, nos distanció. Todavía estaba en contacto con algunas de ellas, pero no era lo mismo.
No importa cuánto tiempo haya pasado, aún duele. Se siente como un rechazo, y es difícil no tomarlo como algo personal. ¿Soy yo? ¿He dicho o hecho algo para que no me incluyan? ¿Ya no les agrado? ¿O simplemente no soy una amiga lo suficientemente buena como para que me incluyan?
De pronto me encontré luchando con sentimientos demasiado familiares de:
Ser un plato de segunda mesa...
No ser invitada a la fiesta...
Ser la última en conocer la gran noticia de alguien...
Sólo me llaman en caso de crisis y no me llaman para celebrar...
En medio de estas emociones, me encontré recordando 1 Juan 2:20: “Todos ustedes, en cambio, han recibido unción del Santo, de manera que conocen la verdad”.
La palabra “unción” significa “ser apartado”. Significa que, en Cristo, tenemos el Espíritu Santo y, por lo tanto, somos ungidos. Se nos ha dado la misión de llevar esperanza, libertad y Buenas Nuevas sobre quién es Jesús a un mundo que lo necesita desesperadamente.
¿Cuál es la verdad que conocemos? La verdad que conocemos se encuentra en la persona de Jesús, quien parecía ser llamado siempre. Fue llamado cuando alguien necesitaba ser sanado (Marcos 5:21-43), cuando los muertos necesitaban ser resucitados (Juan 11:38-44), cuando los que tenían hambre necesitaban ser alimentados (Mateo 14:13-21), y cuando el pecado de alguien necesitaba ser revelado (Juan 4). En la mayoría de las historias que leemos sobre Jesús, lo vemos entrar en una crisis y no en una celebración. Y muchas de las personas para las que Jesús estuvo allí también acabaron por alejarse de Él.
A veces todo el asunto de “seguir a Jesús” se siente como si costara ser la amiga “popular”.
Incluso sabiendo todo esto, es fácil seguir queriendo ser el tipo de amiga que es admirada, incluida y divertida. ¿Pero qué es lo que más quiero?
Quiero ser ungida más que ser admirada.
Quiero hacer un impacto para el Reino más que ser incluida en eventos del mundo.
Quiero que mis amigas experimenten libertad más de lo que quiero que piensen que soy divertida.
¿Puedo decirte algo más? Quien eres no se encuentra en lo que otras personas piensan de ti; se encuentra en la persona de Jesús y en quien Dios te ha llamado a ser.
Hemos sido llamadas a ser mujeres que hablan la verdad con amor (Efesios 4:15), que se motivan unas a otras (Hebreos 10:24) y se alientan mutuamente (Hebreos 3:13). Esto no significa que dejemos que la gente nos pisotee; significa que tenemos gracia y buscamos amistades en las que ambas personas se esfuerzan en la relación.
Las amistades que anhelas son posibles.
El hecho de ser apartadas nos prepara para ser la clase de amigas que se ayudan a liberarse unas a otras. El tipo de amigas que se guían mutuamente hacia nuestras identidades en Cristo, que luchan las unas por las otras y que permanecen cuando las cosas se ponen difíciles. La clase de amigas que tratan de vivir como Jesús.
Esta es la clase de amiga que quiero ser.
Dios, gracias por la verdad que nos ofreces en Jesús. Gracias porque, incluso cuando el rechazo duele, Tú estás ahí. ¿Podrías enseñarnos a ser el tipo de amigas que nos has llamado a ser? ¿Podrías proveernos las amigas que necesitamos en esta temporada? Muéstranos cómo vivir “apartadas” aún cuando sea difícil. En el Nombre de Jesús, Amén.
RECOMENDAMOS
En el medio de nuestras vidas ocupadas, a menudo nos enfrentamos a días en los que nos sentimos agotadas o con exceso de trabajo. Como mujeres, estamos muy cargadas desde nuestra carrera, hasta los deberes de madre, las responsabilidades de esposa y todas las demás cosas que se nos pueden acumular. En estos momentos, es muy fácil dejar que nuestras emociones reales de cansancio o estrés se conviertan en irritación hacia aquellos a los que más queremos. En Emociones fuertes decisiones sabias, la autora más vendida del New York Times, Lysa TerKeurst, ofrece palabras de esperanza y sanidad para las mujeres que luchan por tomar decisiones sabias en medio de sus emociones crudas. Muestra cómo procesar positivamente las emociones reactivas que surgen de las situaciones que todas las mujeres enfrentan a diario. Haz clic aquí para comprar el libro.
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PROFUNDICEMOS
Hechos 10:38, Me refiero a Jesús de Nazaret: cómo lo ungió Dios con el Espíritu Santo y con poder, y cómo anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que estaban oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. (NVI)
Colosenses 3:12, Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia. (NVI)
¿Qué clase de amiga desearías tener? ¿Qué clase de amiga quieres ser? Déjanos saber en los comentarios, y juntas, ¡esforcémonos por ser la mejor clase de amiga!
© 2021 por Meghan Ryan. Todos los derechos reservados.
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