Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad. Salmo 46:1 (NTV)
Solía decirles a mis amigas que era tan introvertida que podía pasar felizmente un año sola. Bueno, después de que esa afirmación se pusiera a prueba en 2020, retiro lo dicho totalmente.
En marzo de 2020, me mudé con entusiasmo al noroeste de Arkansas desde Nashville, Tennessee, para iniciar el trabajo de mis sueños en una casa editorial de la Biblia. Debido a que me había mudado al otro lado del país antes, pensé que sabía qué esperar.
Y luego comenzó la pandemia de COVID-19. Terminé pasando la mayor parte de 2020 y principios de 2021 completamente sola en un lugar nuevo y muy diferente con solo un pequeño gato calicó para hacerme compañía.
Hice demasiadas recetas de Pinterest, limpiezas de armario al estilo Marie Kondo y proyectos de bricolaje en un apartamento de 800 pies cuadrados antes de que incluso mi pequeño corazón introvertido anhelara una comida con una amiga, una noche con mi club de lectura o una mañana de adoración en la iglesia con mi grupo de estudio bíblico. Decir que fue un año difícil parece quedarse corto.
Al principio de la pandemia, escribí la frase “No estás sola” en el tablero de cartas que colgaba en mi sala de estar desordenada y acogedora. A lo largo de los siguientes 12 meses, descubrí que mis ojos se dirigían a este tablero cada vez que me dolía el corazón por la comunidad valiosa que una vez conocí.
Una mañana, mientras pasaba mi tiempo a solas con Dios de manera torpe, me sentía cada vez más cansada, encontré el Salmo 46. El versículo 1 dice: “Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad.” Mi corazón se elevó como nunca antes cuando leí que no solo nunca estaba sola, sino que también Dios era mi refugio, mi fuerza y mi ayudante confiable y amoroso. Lo que más me sorprendió fue que Dios “siempre está dispuesto a ayudar”. Me sentía sola, desanimada y simplemente rendida, pero Dios estaba allí, listo para ayudar como siempre lo había estado.
Las cosas no progresaron sin contratiempos después de eso, pero diré que darme cuenta de que no estaba sola fortaleció mi corazón de una manera que no esperaba. Cada vez que tenía una punzada de soledad o un momento de tristeza, me recordaba a mí misma que Dios estaba conmigo. Siempre lo había estado y siempre lo estaría.
No importa lo que enfrentes hoy, que la verdad de la ayuda omnipresente de Dios te brinde la paz, el consuelo y la esperanza que me brindó a mí, una y otra vez. Ah, y si quieres probar una receta diferente o estás buscando un nuevo pasatiempo, avísame. Ya los he intentado.
Dios, gracias porque eres un Dios que nunca nos deja solas. Qué alentador es recordar que Tú eres nuestro refugio, nuestra fuerza y nuestra ayuda. Permítenos sentir Tu presencia a medida que avanzamos a lo largo de nuestro día de hoy. Continúa fortaleciéndonos con esta promesa de Tu presencia y sintoniza nuestros corazones para escuchar Tus palabras reconfortantes y llenas de esperanza. Gracias por ser Quien eres. En el Nombre de Jesús, Amén.
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© 2021 por Ellen Wildman. Todos los derechos reservados.
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