Devocionales

No necesitas ser extraordinaria

Ruth Chou Simons 3 de noviembre de 2021
Y Él me ha dicho: «Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad». Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí. 2 Corintios 12:9 (NBLA)

Probablemente estás familiarizada con la letra del conocido himno “Sublime gracia”. Es tan esperanzador pensar en la gracia de Dios salvando a “una desgraciada” como yo. Pero durante años viví como si la letra fuera en realidad “¡Dios, ayúdame a ser tan extraordinaria que no necesite la gracia!”

Era como si secretamente tuviera la esperanza de que, si fuera lo suficientemente “maravillosa”, podría evitar ser la persona infeliz, destrozada y arruinada que sabía que realmente era. No fue hasta que escuché la enseñanza de un ministro docente sobre el Sermón del monte de Jesús, que finalmente me di cuenta de que nunca podría ser lo suficientemente buena. Nunca podría llegar tan lejos o desempeñarme lo suficientemente bien como para no necesitar la gracia de Dios.

Resulta que, descubrir que el ser extraordinaria no te salvará, es una buena noticia.

Hasta que tuve esa revelación en mi vida, pasé mucho tiempo y energía tratando de hacer lo mejor y ser la mejor. Luché bajo el peso de las expectativas, tanto internas como externas, siempre esforzándome por desempeñarme bien. ¡Sé fantástica! ¡Obtén esas notas altas en tus calificaciones! ¡Adelántate! Supongo que quizás hayas sentido la misma presión.

Ya sea en la forma en que nos presentamos en las plataformas de redes sociales, lo que queremos que la comunidad de nuestra iglesia piense sobre nosotras o lo que hacemos en nuestras interacciones diarias con nuestras amigas y familiares, la presión para hacer más está presente. Antes de que nos demos cuenta, hemos puesto nuestra esperanza en ser maravillosas por nuestra propia cuenta en lugar de maravillarnos por la gracia de Dios. Pero Su gracia en realidad logra lo imposible: nos redime del pecado, nos restaura a una vida nueva y nos hace aptas para la santa presencia de Dios para siempre.

¿Qué tan increíble es eso?

Pero aunque sé lo asombroso que es Su gracia, ¡aún ahora lucho contra la tentación de ser mi propia salvadora! Cuando la presión para desempeñar es abrumadora, tenemos dos opciones: podemos esforzarnos por hacer que las cosas sucedan por nuestra cuenta, o podemos buscar el poder de Dios en nuestra debilidad.

En 2 Corintios, Pablo nos dice que realmente podemos gloriarnos de nuestra debilidad debido a la gracia de Dios: “Y Él me ha dicho: «Te basta Mi gracia, pues Mi poder se perfecciona en la debilidad». Por tanto, con muchísimo gusto me gloriaré más bien en mis debilidades, para que el poder de Cristo more en mí” (2 Corintios 12:9).

Dios escribe historias de tal manera que Sus propósitos y Sus caminos están a la vista. Es por eso que nuestra debilidad y nuestra incapacidad de ser nuestra propia increíble salvadora, puede ser la oportunidad de Dios para mostrarse poderoso.

Piensa en Abraham y Sara, Moisés y faraón, la división del Mar rojo, el nacimiento virginal o la muerte y resurrección del Salvador. Siempre se ha tratado de la historia de Dios sobre el poder divino, el amor extravagante y el rescate misericordioso, nunca sobre las habilidades de una persona individual.

¡Amiga, la verdad es que la presión de desempeño y las debilidades que sentimos están destinadas a atraernos a Su carácter inmutable, Su poder inmutable y Su fuerza inmutable! No necesitamos ser nuestra propia heroína; Jesús es más que suficiente. Dejemos que las buenas noticias de que no podemos traer libertad se profundicen, mientras confiamos en Aquel que puede, en lugar de continuar luchando por nuestras propias fuerzas.

Es en el mismo momento en que clamamos «¡No puedo!» que Dios se encuentra con nosotras. Estamos en el lugar exacto en el que debemos estar para experimentar que Él puede. Es allí donde encontramos el fin de nuestros propios esfuerzos.

Deja tus luchas, amiga. Su gracia es suficiente y más que suficiente para todas tus necesidades.

Señor, gracias porque Pablo nos recuerda que nada, ni debilidad ni presión, es demasiado difícil para Ti. Calma mi afán y ayúdame a reemplazarlo con asombro por Tu poder. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Profundicemos

Filipenses 4:19, Y mi Dios proveerá a todas sus necesidades, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. (NBLA)

¿En qué áreas de tu vida estás luchando contra la presión de desempeñarte? ¿Cuál es una manera en la que hoy puedes “gloriarte en tus debilidades?”

© 2021 por Ruth Chou Simons. Todos los derechos reservados.

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