Te digo que tan pronto como llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de alegría la criatura que llevo en el vientre. Lucas 1:44 (NVI)
Me he dado cuenta que la Navidad puede convertirse en un torbellino de actividades y reuniones, de alimentos para hornear y regalos para comprar.
La iglesia se vuelve ocupada. La vida familiar está ocupada; las amigas están ocupadas y los aeropuertos y las carreteras están ocupados. Y es posible que descubras que, en medio del ajetreo – habiendo hecho todas estas cosas durante tantos años como parte de la celebración de las festividades – has perdido algo del asombro y la adoración de lo que realmente se trata la Navidad.
Es por eso que necesitamos pasar tiempo hoy en nuestro versículo clave, Lucas 1:44 — este pequeño momento privado, que Dios nos preservó en las Escrituras, cuando un pequeño bebé dentro del vientre “saltó” al encontrarse muy cerca de Dios encarnado: “Te digo que tan pronto como llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de alegría la criatura que llevo en el vientre”.
El salto que sintió Elisabet, la oradora en Lucas 1:44, en su vientre, trae a mente la descripción del Antiguo Testamento de Jacob y Esaú luchando juntos en el vientre de su madre, Rebeca. (Génesis 25:22) Un paralelo aún más fuerte se encuentra en Salmos 114:3-4 (NVI), donde el escritor capturó la alegría de la liberación de Israel de Egipto: “Al ver esto, el mar huyó; el Jordán se volvió atrás. Las montañas saltaron como carneros, los cerros saltaron como ovejas”.
Saltos, brincos — esa fue la reacción de Juan el Bautista, el hijo aún por nacer de Elisabet ante la llegada de una jovencita embarazada a la casa de la mujer mayor.
Él “saltó de alegría” (Lucas 1:44) — alegría por lo que Dios estaba haciendo para lograr la redención de Su pueblo. La oscuridad se estaba convirtiendo en luz. La muerte se estaba convirtiendo en vida. La desesperación se estaba convirtiendo en esperanza. Después de 400 años de silencio, finalmente se volvería a escuchar la voz de Dios. El Dios grande y glorioso, ante quien los ángeles se cubrieron el rostro, venía a la tierra en forma de hombre.
El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria, gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad (Juan 1:14, NBLA).
Eso es algo por lo que podríamos saltar de alegría, como proclama el himno conocido:
¡Al mundo paz, nació Jesús!
¡Nació ya nuestro Rey!
El corazón ya tiene luz
Y paz Su santa grey.
Tu temperamento puede o no ser uno que se preste naturalmente a expresiones de entusiasmo extasiadas y espontáneas. Pero si nos detenemos a contemplar lo que se supone que está celebrando todo este movimiento frenético navideño, ¿no debería brotar alegría en cada uno de nuestros corazones por lo que Dios hizo por el mundo esa primera Navidad?
El ángel le había dicho a Zacarías, en referencia al nacimiento de Juan el Bautista: “Tendrás gozo y alegría y muchos se regocijarán por su nacimiento” (Lucas 1:14, NBLA). Pero Juan diría más tarde de Jesús: “…Pero el que viene después de mí es más poderoso que yo, y ni siquiera merezco llevarle las sandalias…” (Mateo 3:11b, NVI).
El verdadero nacimiento, el gran nacimiento, es el nacimiento de Jesucristo.
Y eso debería hacer que todas saltemos de alegría.
Señor, devuélveme el gozo de mi salvación. Permíteme estar más emocionada por la demostración de Tu amor extremo por los pecadores como yo que por cualquier otra cosa que parezca importante en mi día. Recibe mi adoración más sincera este día. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Profundicemos
Salmos 98:4-9, Aclamen con júbilo al SEÑOR, toda la tierra; Prorrumpan y canten con gozo, canten alabanzas. Canten alabanzas al SEÑOR con la lira, Con la lira y al son de la melodía. Con trompetas y sonido de cuerno, Den voces ante el Rey, el SEÑOR. Ruja el mar y cuanto contiene, El mundo y los que en él habitan. Batan palmas los ríos, A una canten jubilosos los montes Delante del SEÑOR, pues viene a juzgar la tierra; Él juzgará al mundo con justicia, Y a los pueblos con equidad. (NBLA)
¿Qué cambios podrías lograr, ya sea en la actividad o en el enfoque, para hacer que esta Navidad sea una temporada de mayor asombro, gratitud y adoración por lo que Jesús ha hecho? Comparta con nosotras en los comentarios, ¡pues nos encantaría saber de qué manera te bendijo el devocional!
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