Les daré un corazón que me reconozca como el SEÑOR. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque se volverán a mí de todo corazón. Jeremías 24:7 (NTV)
¿Recuerdas esos días en los que todo parece ir bastante bien? La casa no está muy desordenada. Hay comida en la nevera, y los niños han logrado llevarse bien entre ellos, sin malas actitudes.
Es tan fácil caminar como Cristo en esos días, mostrando amor y siendo lenta para la ira. Es en esos momentos, cuando todo se siente casi en orden en mi mundo; es cuando puedo decir tranquilamente y con confianza: “Dios es bueno”.
Aunque Él es bueno pase lo que pase, la mayoría de los días no son tan tranquilos. Es raro que tenga un día en el que al menos una o dos (o diez) cosas no pongan a prueba mi paciencia y mi fe. A veces es suficiente para abandonar mi gozo y posponer la adoración. Pero esos momentos de “no tengo ganas”, alimentados por las frustraciones de la vida, empiezan a sumarse y desgastan mi espíritu después de un tiempo.
Un día, es solo faltar al tiempo de oración en la mañana para comenzar el día largo. Otro día, es descuidar la lectura bíblica porque “estoy demasiado estresada para concentrarme en eso”. En poco tiempo, se convierte en una bola gigantesca de nieve de desconexión de Dios que nunca vi venir. ¿Te ha pasado alguna vez?
Los momentos difíciles son reales. Las distracciones y las molestias de la vida pueden hacer que dejemos de lado a Dios hasta encontrar un momento “más conveniente”. Pero he aprendido que esto nunca termina bien. Necesito a Dios cuando las cosas van bien, y lo necesito especialmente cuando las cosas se sienten inestables.
Recuerdo haber adquirido el hábito de evitarlo cuando estaba ocupada, que casi me olvido que podía acudir a Él cuando estaba sufriendo. Ahí es cuando la culpa puede infiltrarse. Después de pasar tanto tiempo sin hacer de Él una prioridad, ¿cómo puedo recurrir a Él ahora?
Estoy muy contenta de que Él no utiliza nuestra apatía pasada hacia Él como una razón para rechazarnos en el presente. También me alegra saber que, cuando nos volvemos a Él, nos permite conocerlo más. Jeremías 24:7 dice: “Les daré un corazón que me reconozca como el SEÑOR. Ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, porque se volverán a mí de todo corazón”.
En este pasaje, Dios estaba mostrando a Jeremías el destino de dos grupos: los exiliados babilónicos de Judá, y el pueblo que se quedó en Judá o que huyó a Egipto en medio del ataque a su tierra; debido al pecado de la nación y el castigo de Dios en Judá. Sin embargo, Dios dijo que daría a los exiliados “un corazón que me reconozca… porque se volverán a mí” (Jeremías 24:7). Y Él los iba a refinar a través de sus circunstancias.
No sé de ti, ¡pero esto me da esperanza!
No soy perfecta. No siempre tengo mis prioridades en orden. Pero sí amo a Dios, ¡y quiero hacer cosas buenas! Por esta razón, puedo confiar en que Él me dará un corazón para conocerlo siempre y cuando regrese a Él.
Dios toma nuestros esfuerzos y los multiplica para Su gloria. Nos equivocamos una y otra vez, pero cuando volvemos a Él con todo nuestro corazón, Él convierte nuestros fracasos y quebrantos en caminos que nos conducen a Él. Puede ser tan tentador atascarnos por nuestra pesadez y desánimo que nos alejamos de Dios, pero Él dice que volvamos a Él con todo lo que tenemos, y promete darnos corazones para conocerlo.
Sólo cuando lo acogemos, a pesar de nuestro dolor, estrés o vergüenza, Él utilizará los fragmentos de nuestras vidas para hacer algo hermoso. Él no dijo: “Regresa a Mí en condición perfecta”. Sólo dijo que fuéramos de todo corazón. Hacerlo nos dará la mayor recompensa: corazones para conocerlo a Él.
¡Qué bendición, saber que Él puede cambiarnos y ajustarnos incluso al nivel de nuestros deseos! Cuantas más veces volvamos a Él, más se convertirán esos momentos de “no tengo ganas” en momentos de “tengo que pasar tiempo con Dios”.
Gracias, Dios, por prometer que, si vuelvo a Ti, me harás conocerte más profundamente. Gracias por hacer una obra en mí. Dame un corazón para volver a Ti sin importar lo que enfrente. En el Nombre de Jesús, Amén.
RECOMENDAMOS
Amiga, ¿hay un área en tu vida en la que sientes que te distraes y no pasas tiempo diario con Dios? Todas pasamos por temporadas, momentos o días así, donde parece que no tenemos suficiente tiempo para dedicarle a Dios. Pero podemos saber que incluso en esos momentos Dios sigue obrando en nosotras el querer desearle más cada día. En un nuevo recurso gratuito en español, Con Dios, somos capaces, queremos proporcionarte la verdad bíblica sobre cómo saber que Dios puede y seguirá atrayéndote hacia Él, incluso en tus días no tan buenos. Haz clic aquí para descargar el pdf.
CONÉCTATE
¿Te ha gustado leer los devocionales en español Aliento para el día de hoy? ¡Considera compartirlos con tu hermana, madre, hija o amigas! Nuestro deseo es hacer correr la voz acerca de nuestros recursos en español al compartir la Palabra de Dios y crear una comunidad entre hermanas en Cristo. ¡Gracias por ser partícipe en todo esto!
PROFUNDICEMOS
Hebreos 4:16, Así que acerquémonos con toda confianza al trono de la gracia de nuestro Dios. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia que nos ayudará cuando más la necesitemos. (NTV)
Alejarse de Dios puede conducir a un ciclo de querer menos de Él. ¿Cómo puedes recordarte a ti misma de volver siempre a Él, incluso cuando no sientas el querer hacerlo?
Nos encantaría saber tu opinión. Comparte tus pensamientos en los comentarios.
© 2021 por Jasmine Williams. Todos los derechos reservados.
Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.