Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos. Efesios 6:18 (NVI)
Mi celular vibró e inmediatamente sabía de quién era el mensaje de texto, y leí el mensaje, que contenía más noticias desgarradoras.
Durante las últimas semanas, una querida amiga había experimentado una serie de pruebas que la dejaron físicamente exhausta, emocionalmente agotada y espiritualmente derrotada.
¿Qué más podía hacer por ella?
¿Por qué las cosas no estaban mejorando?
Al principio, me sentí honrada y con mucha humildad de que ella confiaría en mí lo suficiente como para compartir sus luchas, y tenía la esperanza de que, con mi ayuda, eventualmente las cosas mejorarían. Trabajando sinceramente con ella para encontrar una solución, o al menos con la esperanza de aliviar algo de su estrés. Le llevé comidas, me ofrecí a cuidar a sus hijos y le envié tarjetas con palabras alentadoras. Reorganicé mi horario para estar disponible cada vez que ella llamara.
Sin embargo, con el paso de las semanas, sus circunstancias no mejoraron. De hecho, empeoraron, lo que me hizo preguntarme si debería hacer algo más para ayudar.
¿Agoté todos mis recursos?
Tal vez tú, también, te hayas sentido así después de trabajar incansablemente para ayudar a alguien — agotada y desanimada cuando no hay evidencia de que la situación ha mejorado.
Dios gentilmente nos permite ser colaboradoras en el ministerio, dándonos el Espíritu Santo que trabaja dentro y a través de nosotras en la obra del Reino de Dios. Él nos anima a dar a las viudas y a los huérfanos (Santiago 1:27), llorar con los que lloran (Romanos 12:15) y llevar las cargas las unas a las otras.
Sin embargo, a veces confiamos en nuestras propias fuerzas en lugar de invocar el poder de Jesús. Pensándolo bien, tal vez fui culpable de pasar horas de pie “haciendo cosas” por mi amiga, sin pasar horas de rodillas orando. Solía usar la oración como último recurso.
En Efesios 6:10-17 el apóstol Pablo advierte a los cristianos que estén alertos a la lucha espiritual que ruge a nuestro alrededor. Luego describe la regla fundamental para el combate: ponerse la armadura de Dios: el cinturón de la verdad, la coraza de justicia, los calzados con la disposición de proclamar el evangelio de la paz, el escudo de la fe, el casco de la salvación y la espada del Espíritu.
Por último, pero no menos importante, instruye, “Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos. Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos” (Efesios 6:18).
Nuestro versículo clave revela tres cosas acerca de la oración:
- Primero, debemos orar en el Espíritu, permitiendo que los deseos de Dios se conviertan en los nuestros.
- En segundo lugar, debemos orar continuamente, presentando nuestras peticiones a nuestro Padre Celestial durante todo el día. La oración no es un acto de una sola vez, sino una comunicación constante con el Señor.
- Por último, debemos orar por las necesidades de “todo el pueblo del Señor”.
Cuando vemos a otras en necesidad, la oración debe ser nuestra primera reacción. El Señor nunca tuvo la intención de que lleváramos el peso del mundo sobre nuestros hombros, para sanar cada herida o resolver cada problema sin la ayuda de nadie. ¡Qué consuelo saber que cuando somos débiles Él es fuerte! (2 Corintios 12:10)
Dios nunca se cansa de llevar las cargas de Sus hijos, porque Él es todopoderoso. De hecho, Él quiere que acudamos a Él en busca de fortaleza, guía, consuelo y descanso, no solo para nosotras sino también para los demás.
Mientras estamos en estos cuerpos mortales, continuamos experimentando los efectos del pecado: dificultades, luchas, desilusión y dolor, por nombrar solo algunos. No obstante, por la fe en Jesucristo, tenemos esperanza, porque no estamos solas; el mismo poder todopoderoso que levantó a Jesús de la tumba está vivo y obra en y a través de nosotras para Su gloria. (Romanos 8:11)
Estemos alentadas y no derrotadas en nuestra misión de ayudar a quienes se encuentran en situaciones difíciles. Comenzando con la oración, mientras nos sometemos a la guía del Espíritu Santo, estaremos preparadas para completar las buenas obras que Cristo ha preparado para nosotras. (Efesios 2:10)
Padre Celestial, ¡Qué bendición para Tus hijos poder acudir a Ti en todas las circunstancias! Gracias por llevar nuestras cargas, por conocer y comprender nuestras necesidades antes que nosotras. Ayúdame a orar y a esperar Tu guía cuando ayude a otras. En el Nombre de Jesús, Amén.
RECOMENDAMOS
La oración es nuestra arma principal contra los planes del enemigo. En 1 Tesalonicenses 5:18, se nos recuerda que debemos “orar sin cesar”. Este es un arma que trabaja en contra de los ataques destructivos de la vida que Satanás trata de usar para desacreditar nuestra fe. En Oración ferviente, la autora Priscilla Shirer, te guiará en estrategias de oración que golpeará al enemigo donde más le duele, que anunciarán que estás en posición de combate y que no retrocederás. Porque, con cada estrategia nueva que construyas, convertirás las batallas más despiadadas de la vida en ataques precisos contra el adversario y su trabajo, cada uno infundido con el poder del Espíritu de Dios. Haz clic aquí para aprender cómo utilizar tu arma principal, la oración.
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Si en este momento estás pasando por una temporada difícil, puedes encontrar consuelo en nuestro Muro de oración. Este es un lugar donde tus peticiones de oración pueden ser publicadas y luego puestas en oración por otras. Comparte tus propias peticiones de oración y ora por otras en el Muro de oración aquí.
PROFUNDICEMOS
Santiago 5:13-14, ¿Alguno de ustedes está pasando por dificultades? Que ore. ¿Alguno está feliz? Que cante alabanzas. ¿Alguno está enfermo? Que llame a los ancianos de la iglesia, para que vengan y oren por él y lo unjan con aceite en el nombre del Señor. (NTV)
La oración es una de las mejores maneras de ayudar a alguien. ¿De qué manera el conocer esta verdad alivia la responsabilidad que podrías sentir de resolver el problema de alguien por tu cuenta?
Nos encantaría saber de ti. Comparte tus pensamientos en los comentarios.
© 2022 por Laura Bailey. Todos los derechos reservados.
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