Que cada uno cargue con su propia responsabilidad. Gálatas 6:5 (NVI)

Siempre que alguien hace los ejercicios de pesas de banca, es esencial tener un observador. ¡Nadie quiere ser aplastada por una pesa haltera! Un observador está ahí principalmente para proteger al que levanta cuando el peso es demasiado.

Alternándonos entre ser observador y levantador de pesas, mi esposo y yo trabajamos con las pesas de banca tanto como fuese posible. Eventualmente, superé mi último récord personal (RP) y estaba avanzando para establecer un nuevo récord.

Acostada sobre la banca, hice un empujón rápido para sentir qué tan pesada era esta pesa. Sí, ¡es pesada! Pero no quería mentalizarme negativamente. Sabía que podía hacerlo, así que comencé mi siguiente levantamiento. Fue mucho más lento que el anterior. Mi rostro se arrugó y gruñí mientras empujaba la pesa hacia arriba. Ya casi al llegar hasta arriba, sentí repentinamente que se levantó el peso y la barra fue colocada en la repisa.

«¡Oye! ¿Por qué levantaste la barra? ¡Ya casi llegaba a mi meta!»

Mi esposo, no acostumbrado a este mundo de intentar vencer récords personales, estaba tratando de ser útil. A él no le gustaba verme batallar, y quería protegerme del daño. Aunque usualmente aprecio eso, lo entrené en su rol de observador para que primero me alentara a terminar fuerte, y luego me ayudara en una emergencia.

«En lugar de saltar para ayudarme cuando me veas luchando, anímame: “¡sigue empujando! ¡Ya lo tienes! ¡ARRIBA, ARRIBA, ARRIBA!”»

Él tomó bien estas instrucciones y de inmediato empezó con las palabras de confianza. En mi siguiente intento, ¡me observó mientras yo alcancé exitosamente un nuevo RP!

A veces nosotras obstaculizamos el crecimiento de quienes amamos cuando nos adelantamos a ayudar muy rápidamente. El apóstol Pablo enseña una lección similar en su carta a los Gálatas.

Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán la ley de Cristo. Si alguien cree ser algo, cuando en realidad no es nada, se engaña a sí mismo. Cada cual examine su propia conducta; y, si tiene algo de qué presumir, que no se compare con nadie. Que cada uno cargue con su propia responsabilidad (Gálatas 6:2-5, NVI, énfasis agregado).

Hay una diferencia entre ayudar a alguien a llevar una carga y un peso. Una carga es más de lo que alguien debería llevar por su cuenta. Un peso es justo la cantidad correcta de responsabilidad.

Aunque me encanta ser una ayudante feliz, a veces soy culpable de no tener buenos límites. Es fácil confundir un peso con una carga.

Intervenimos demasiado pronto con nuestros hijos en su tarea o sus relaciones en lugar de darles espacio para resolver las cosas y desarrollar sabiduría e independencia saludable.

Intervenimos muy pronto con nuestros compañeros de trabajo, haciéndoles el trabajo en lugar de guiarlos y empujarlos a sobresalir.

Y ocasionalmente, necesitamos esperar un poco más cuando nuestros amigos están experimentando dificultades. En vez de ser un “animador” o un “observador”, tratamos de solucionar sus problemas en lugar de darle tiempo a Dios para que se mueva o les enseñe como Él vea conveniente.

A veces, debido a la obstinación, aprender a golpes es la única manera en que la gente aprenderá, así que tenemos que discernir cuándo esperar y cuándo meternos. Aún en la batalla, Dios obra de manera milagrosa para desarrollar a Sus hijos en formas que lo glorificarán. Así que confíemos en Él.

Padre, a veces es difícil ver a las personas luchar en medio de sus retos cuando nosotras mismas podemos solucionar esos problemas fácil y rápidamente. Danos el discernimiento para saber cuándo nuestro mejor papel es prevenir el desastre o simplemente hablar con ánimo para fortalecer a alguien en su dificultad mientras esperamos en Tu Gloria. En el Nombre de Jesús, Amén.

RECOMENDAMOS

Amigas, todas necesitamos ánimo y apoyo al caminar nuestro viaje de fe. En esos días difíciles, algunas veces ni sabemos cómo hablar palabras de vida a nosotras mismas, así que llamamos a una amiga cuyas palabras pasan sobre el dolor, el reto o las circunstancias que estamos experimentando. Como mujeres debemos recordar que nuestras palabras tienen poder, y debemos usar nuestras palabras para elevar a las personas a nuestro alrededor. La autora Sharon Jaynes cree que las mujeres tenemos un poder increíble en nuestra esfera de influencia con las palabras que hablamos. Su libro, El poder de tus palabras: Mujer, descubre el impacto de lo que dices es para cada mujer que desea utilizar sus palabras para edificar en lugar de derribar, para alentar en lugar de desalentar, para animar en vez de burlarse. Es para todas las que desean tener más control sobre esa fuerza poderosa llamada la lengua. Amiga, aprende cómo utilizar tus palabras ¡adquiriendo este libro!

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PROFUNDICEMOS

Colosenses 1:9-10, Así que, desde que supimos de ustedes, no dejamos de tenerlos presentes en nuestras oraciones. Le pedimos a Dios que les dé pleno conocimiento de su voluntad y que les conceda sabiduría y comprensión espiritual. Entonces la forma en que vivan siempre honrará y agradará al Señor, y sus vidas producirán toda clase de buenos frutos. Mientras tanto, irán creciendo a medida que aprendan a conocer a Dios más y más. (NTV)

¿En qué área de tu vida sientes que necesitas esperar un poco más para que Dios complete Su obra? ¡Nos encantaría escuchar de ti! Comparte tus pensamientos en los comentarios.

© 2022 por Shala W. Graham. Todos los derechos reservados.

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