Devocionales

Nuestra esperanza para las cosas rotas

Alicia Bruxvoort 5 de julio de 2022
[El Señor] restaura a los de corazón quebrantado y cubre con vendas sus heridas. Salmo 147:3 (NVI)

Leí el texto con los ojos llenos de lágrimas. Luego, dejé que el gemido en mi garganta se derramara por mis labios. La lucha de mi amiga iba de mal en peor, y me sentí como una espectadora paralizada viendo cómo se desmoronaba su mundo.

Escuché, animé, consolé y reconforté a mi amiga, pero no podía arreglar sus sueños rotos ni revertir su situación angustiosa. Me hundí en el suelo colapsada de tristeza y expresé mi frustración al Señor.

Todo está tan roto. ¿Qué puedo hacer?

Dios no respondió en una voz audible desde el cielo, sino con una sola palabra que cruzó por mi mente: ora.

Deseché la idea. Por supuesto que oraría. Después. Pero en ese momento, quería hacer algo.

Como si fuera una señal, vi un osito de peluche debajo de la mesa de sala, no muy lejos de donde yo estaba sentada. Cuando saqué el juguete olvidado de su escondite, noté que su cabeza colgaba torcida. Mira pa allá, algo más que está roto.

Mientras me secaba las lágrimas, mi hijo adolescente entró en la sala y miró el peluche que tenía en la mano. «Deberías poner eso en el mostrador para papá», sugirió con un guiño.

El consejo de mi hijo despertó un recuerdo de días lejanos cuando mi vida era un recuerdo vago de pañales y demandas. Con cinco niños pequeños bajo mi techo, no tenía la capacidad de crear estrategias para arreglar todas las cosas que se quebraban en nuestra casa. Entonces, mis hijos llegaron a desarrollar una solución propia.

Todo lo que quedaba roto, se desmoronaba o no funcionaba se depositaba en el mostrador de la cocina, junto al correo diario, con la esperanza de atraer la atención de mi esposo cuando llegaba a casa del trabajo.

«Solo llévaselo a papá», decían cuando el saco de boxeo se desinflaba o el aro hula-hop se rompía.

«Solo llévaselo a papá», proponían cuando las cuerdas para saltar se enredaban o el brazo de la muñeca colgaba.

Esa pila de cosas pudo haber parecido desorden, pero era una humilde solicitud de ayuda. Cada vez que mis hijos añadían algo al montón que había en el mostrador, admitían que la solución que necesitaban estaba más allá de la capacidad que poseían.

Cuando no podían arreglar lo que estaba roto, mis hijos simplemente lo entregaban a alguien que sí podía. Y como hijas amadas de Dios, estamos invitadas a hacer lo mismo.

No todas tenemos padres terrenales inclinados a arreglar cosas rotas, pero cada una de nosotras tiene un Padre celestial que está dispuesto a reparar y restaurar lo que nosotras no podemos. De hecho, el Salmo 147:3 describe a nuestro buen Padre de esta manera: “restaura a los de corazón quebrantado y cubre con vendas sus heridas”.

El término que usa el salmista para comunicar “sanidad” es rapa, que significa remendar cosiendo. Esta sola palabra pinta un cuadro conmovedor del corazón de nuestro Padre celestial.

Nos recuerda que Dios no mantiene a la distancia lo que está roto. Más bien, Él nos anima a acercarnos y poner en Sus manos lo que se ha desmoronado. Luego se dedica a la obra íntima de reparar lo que está fracturado.

Mi hijo me quitó el osito de las manos y se dirigió a la cocina, y cuando puso el juguete en el mostrador, mi próximo paso quedó claro.

Cerré mis ojos y llevé a mi amiga herida a Dios en oración. No fue mi último recurso; fue el siguiente paso sabio.

Mi Padre me recordó que la oración no es sucumbir a la impotencia; es poner la fe en acción. Las manos de nuestro Padre sostienen la esperanza de las cosas rotas.

Querido Jesús, hoy entrego en Tus manos las cosas de mi vida que parecen irreparables. Dame fe para creer que puedes restaurar y reparar lo que está roto. Ayúdame a confiar más en Ti. En el Nombre de Jesús, Amén.

RECOMENDAMOS

Cuando nos sentimos desesperadas, podemos encontrar nuestra esperanza en la oración. Las Escrituras nos dicen que oremos sin cesar, pero ¿cómo hacemos eso? De hecho, ¿sabemos por dónde empezar? Beth Moore, una de las autoras más vendidas, aborda estas cuestiones prácticas y recurrentes generalizados en Susurros de esperanza, acompañando a las lectoras a través de un método de oración fácil de recordar y aplicar, junto con setenta devocionales diarios y seguido de pautas para poner en práctica este método de oración. Susurros de Esperanza enseña el proceso de manifestación de oración saturada de palabras poderosas en respuesta a una lectura diaria de la Biblia. Jesús es nuestra esperanza, así que vuélvete a Él en oración porque en Su presencia encontrarás toda la fuerza que necesitas. ¡Aprovecha la oración hoy, encontrando esos pequeños Susurros de esperanza y ordena tu copia hoy!

CONÉCTATE

Si estás atravesando por una etapa difícil, puedes encontrar consuelo en nuestro Muro de oración. Este es un lugar donde tus peticiones de oración pueden ser publicadas y luego puestas en oración por otras. Comparte tus propias peticiones y ora por otras en el Muro de oración aquí.

PROFUNDICEMOS

Romanos 15:30a, Mis amados hermanos, les pido encarecidamente en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que se unan a mi lucha orando a Dios por mí. (NTV)

¿Qué “cosa rota” necesitas poner en las manos de Dios a través de la oración? Comparte tus pensamientos en los comentarios para que podamos orar por ti.

© 2022 por Alicia Bruxvoort. Todos los derechos reservados.


NUESTRAS CREENCIAS

Si la vida se siente increíblemente difícil, haz clic aquí para acceder a nuestros recursos de consejería y asesoramiento.

Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.

Únete a la conversación

¡Nuestra campaña financiera de fin de año está activa ahora!