Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad. Juan 4:24 (NVI)
Un domingo por la mañana, me puse de pie durante el tiempo de adoración, mientras lágrimas ardientes de dolor caían en cascada por mi rostro. Mi corazón rebosaba de tristeza fresca debido a varias pérdidas recientes en mi vida.
Mi adoración y mi dolor podrían haber parecido una contradicción. ¿Es posible expresar adoración profunda y al mismo tiempo revelar dolor intenso? El encuentro personal de Jesús con una mujer del Nuevo Testamento parece comprobar que la adoración y el lamento pueden coexistir.
Un día, cerca del mediodía, una mujer samaritana fue a sacar agua del pozo de Jacob. Fue entonces cuando conoció a Jesús, y se produjo una conversación.
Jesús comenzó a mencionar ciertos detalles sobre su vida, incluido el hecho de que había tenido varios maridos y ahora vivía con un hombre con el que no estaba casada. Su percepción de la situación de su vida, aparentemente sin tener ningún conocimiento previo, le hizo creer que estaba hablando con un profeta (Juan 4:16-19). Bueno, si tienes un profeta parado frente a ti, aprovecharás la oportunidad para hacer cualquier pregunta que tengas, ¿verdad?
Entonces ella le preguntó a Jesús sobre la adoración, inquiriendo si debía adorar en la montaña, donde lo hacían sus antepasados, o en Jerusalén, donde otros decían que era apropiado. Jesús respondió, “Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad” (Juan 4:24).
La palabra griega utilizada aquí para “espíritu” es pneúma y significa “espíritu (Espíritu), viento o aliento”. A veces indica respiro humano, pero la traducción más frecuente de pneúma en el Nuevo Testamento se escribe con una “E” mayúscula “Espíritu” es decir, el Espíritu Santo.
La palabra griega para “verdad” es alétheia. Este significado indica palabras que son honestas, sinceras y directas. Cuando tomamos la adoración en el Espíritu y la combinamos con ser completamente sinceros, podemos obtener dos acciones que, aunque parecieran opuestas, se entrelazan perfectamente juntas…
El lamento y la adoración.
El lamento y la adoración pueden ir de la mano. Observamos esto en más de 50 de los salmos escritos en las Escrituras que se clasifican como salmos de lamento, en los que los autores claman a Dios en momentos de angustia abrumadora o desesperación profunda. Los salmistas suelen pedirle a Dios que intervenga para librarlos de sufrimiento, pena o algún enemigo. Luego, estas peticiones a menudo terminan con expresiones de fe y adoración mientras el autor pone su confianza en Dios.
Pero no es solo en la Biblia donde el lamento y la adoración van de la mano. También pueden ir de la mano en nuestras vidas hoy.
Podemos adorar tanto en Espíritu como en verdad. Podemos adorar a Dios a través del poder del Espíritu Santo, quien nos dirige y nos guía. También podemos adorar en verdad. Esta no es una adoración disfrazada o adornada, llena de frases espirituales cliché. Podemos ser honestas, francas y directas con Dios, llegando incluso a lamentarnos y gemir, contándole al Señor todo lo que está causando dolor en nuestras vidas. Podemos hacer esto en voz alta mientras oramos a Dios en un lugar apartado. Podríamos hacerlo escribiendo nuestros sentimientos en un diario. O podemos escuchar algunas canciones de adoración sobre clamar a Dios, haciendo eco de las palabras en nuestros corazones mientras lo hacemos.
Derrama tu corazón a Jesús, emociones y todo. Él ve tu situación. Él entiende tu dolor. Y lo mejor de todo es que Él te ama con un amor profundo e incondicional que nunca acabará.
Padre celestial, Te quiero adorar en espíritu y en verdad. Dame la confianza para ser auténtica en mi tiempo a solas Contigo. Que pueda derramar mi corazón hacia Ti, alabándote en adoración reverencial mientras lo hago. En el Nombre de Jesús, Amén.
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Salmo 62:8, Confía siempre en él, pueblo mío; ábrele tu corazón cuando estés ante él. ¡Dios es nuestro refugio! Selah (NVI).
Durante esos momentos en que estás sufriendo y afligida, ¿qué significa para ti que Dios es nuestro refugio?
¿De qué manera pueden ir de la mano el llanto y la adoración cuando derramas tu corazón ante Dios?
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© 2022 por Karen Ehman. Todos los derechos reservados.
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