Devocionales

Libres para vivir en control de nuestros deseos

Christina Patterson 18 de agosto de 2022
Ustedes dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo les conviene. Y aunque «se me permite hacer cualquier cosa», no debo volverme esclavo de nada. 1 Corintios 6:12 (NTV)

«¿Qué te gustaría que mami hiciera menos?»

Esta pregunta para iniciar conversación, la encontramos en una revista para niños y renuentemente se la hice a mis hijos.

Sin un segundo de vacilación, mi hijo respondió: «estar en tu teléfono».

Mi corazón se hundió. Dios ya había estado enviando amablemente señales de que el tiempo que pasaba en mi teléfono era excesivo, y la respuesta honesta de mi hijo me despertó aún más a esta verdad.

Cuando estaba cansada, tomaba mi teléfono. Cuando estaba aburrida, me desplazaba por las redes sociales. Cuando estaba ansiosa, buscaba una distracción en mi correo electrónico. Mi teléfono era mi manta de seguridad no tan secreta, y Dios no fue el único que se dio cuenta.

Mientras oraba para romper este hábito desafortunado, el Señor me guió a 1 Corintios 6:12, que dice:

«Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo les conviene. Y aunque «se me permite hacer cualquier cosa», no debo volverme esclavo de nada.

En esta Escritura, el apóstol Pablo enseñó a la iglesia de Corinto la importancia del dominio propio. Como creyentes, tenemos mucha libertad, pero no debemos usar esa libertad para tomar decisiones que comprometan la vida que Cristo murió para que tengamos.

Quizás estés pensando, a menudo uso mi teléfono para cosas buenas: para enviar correos electrónicos alentadores, enviar un mensaje de texto de “feliz cumpleaños” a una amiga o incluso pagar mis diezmos. ¡Yo también! Y esas cosas son buenas, pero aún así, la cantidad de tiempo que pasaba en mi teléfono y mis razones para hacerlo ciertamente no siempre fueron beneficiosas, fructíferas o necesarias.

Esto era una cuestión de autocontrol. ¿Controlaría a mi teléfono o él me controlaría? El llamado de Dios a practicar el dominio propio se hizo cada vez más fuerte.

En uno de mis desplazamientos ansiosos en las redes sociales, vi una publicación de una amiga que preguntaba: “si tú no te controlas a ti misma, ¿quién lo hace?”. Efectivamente, Dios estaba dejando claro Su mensaje de todas las formas posibles.

Ya sea navegando por las redes sociales, haciendo viajes excesivos a la despensa o haciendo crecer esa pila de paquetes de compras en línea en nuestra puerta, perdemos el control cuando nuestros deseos nos gobiernan más que nuestro Dios. Estamos llamadas a caminar en el Espíritu, no a ser dominadas por nuestros deseos.

¿Cómo rompemos los hábitos que no son beneficiosos para vivir libremente en Cristo? Aquí hay algunos pasos que podemos tomar juntas:

  1. Busca a Dios. (Mateo 6:33) Podemos orar a Dios, pidiendo fuerza para ayudarnos. A menudo, nuestra falta de autocontrol tiene sus raíces en una necesidad más profunda. Pídele a Dios que te revele cuál puede ser esa necesidad y que te sane en esa área.
  2. Establece límites. (1 Juan 2:17) No le des el control completo a ningún deseo. Establece límites sobre cuánto y con qué frecuencia realizas cualquier actividad que pueda volverse excesiva. Comienza poco a poco y avanza hacia establecer más límites según sea necesario.
  3. Extiende gracia a ti misma (2 Corintios 12:9). Dios no está revelando tus defectos porque quiere condenarte. Lo está haciendo porque quiere liberarte. No pierdas el tiempo siendo dura contigo misma si te desvías del camino. Enfócate en la gracia de Dios y permite que Su amor te motive a seguir caminando hacia la libertad.

Cuando tomamos decisiones por dominio propio y no por nuestros sentimientos que van y vienen, encontramos el poder de vivir libremente para Dios.

El dominio propio es un don que el Espíritu Santo da a todos los creyentes. No es algo que necesitemos ganar, pero es algo que debemos tomar la decisión diaria de usar. Y mientras lo hacemos, el Espíritu nos libera de las cosas menores de este mundo y nos lleva a vivir libremente en Cristo.

Querido Padre celestial, por favor guíame por Tu gracia y el poder de Tu Espíritu para dejar las cosas menores que me distraen de Tu propósito. Te pido que me des las fuerzas necesarias para resistir el impulso de encontrar satisfacción en este mundo. Sé que solo Tú puedes ofrecer la verdadera satisfacción. Gracias por proveer para todas mis necesidades. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Gálatas 5:1, Para libertad fue que Cristo nos hizo libres. Por tanto, permanezcan firmes, y no se sometan otra vez al yugo de esclavitud. (NBLA)

¿Qué pasos puedes tomar hoy para poner límites a los hábitos que amenazan tu libertad en Cristo? ¡Nos encantaría escuchar tus pensamientos en los comentarios!

© 2022 por Christina Patterson. Todos los derechos reservados.


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