Devocionales

Dios te lleva de la mano

Grace Fox 30 de noviembre de 2022
Porque yo soy el SEÑOR, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré”. Isaías 41:13 (NVI)

Mi esposo y yo llevamos a nuestra nieta, Lexi, de 18 meses de edad al zoológico. Despreocupada y feliz por la independencia, tambaleaba entre nosotros por el ancho camino pavimentado. Todo iba bien hasta que se acercó el mini tren del zoológico y el maquinista hizo sonar su campana de bronce.

El ruido asustó a Lexi, e instintivamente agarró mi mano.

Se relajó en el momento en que respondí. Se sentía segura con la mano de la abuela sosteniendo la suya.

A veces mis manos luchan para abrir un frasco de pepinillos, pero las manos de Dios pueden hacer cualquier cosa. Sus manos buscan las nuestras cuando estamos agotadas, preocupadas o asustadas. Con Su mano estrechando la nuestra, podemos confiar y elegir no tener miedo.

El Señor sabe que Sus hijos a menudo se asustan con facilidad; por lo que, nos reafirma Su presencia y dice que nos toma de la mano: “Porque yo soy el SEÑOR, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: «No temas, yo te ayudaré»” (Isaías 41:13).

¡La magnitud de esta promesa me deja atónita! Reflexionémosla juntas.

Las manos poderosas de Dios dieron forma al universo (Salmo 19:1). Cuando Él junta Sus manos, éstas sostienen los océanos. Cuando abre Sus manos, éstas miden la extensión de los cielos. Llevan el polvo de la tierra en una cesta y pesan los montes en una balanza (Isaías 40:12).

La “mano poderosa” de Dios condujo a los israelitas desde Egipto hasta la tierra prometida (Jeremías 32:21, NVI). Su mano protegió a los israelitas, sació su sed con agua de una roca, satisfizo su hambre con pan del cielo y los vistió con un vestuario que nunca se desgastó (Deuteronomio 8:15-16; Deuteronomio 29:5).

Las manos que defendieron y proveyeron para los israelitas hace tantos años nunca envejecen ni se debilitan (Hebreos 13:8). Todavía defienden y equipan a los hijos de Dios con todo lo que necesitamos, tanto lo básico como lo grande. No hay nada que Dios no pueda hacer a nuestro favor; por lo tanto, podemos confiar y elegir no tener temor. Pero espera: esta buena nueva es mejor todavía.

Las manos poderosas de Dios se hicieron carne y fueron clavadas en la cruz por nosotros (Juan 20:27). Él podría haber aplastado la cruz del Calvario entre el pulgar y el índice. Podría haber quebrado las vigas de madera como si fuera un palillo, pero en lugar de eso, eligió extender Sus manos en esa cruz para demostrar Su amor por nosotros.

El trayecto de la vida trae desvíos inesperados y retrasos inoportunos. Nos conduce a través de valles oscuros y barrancos profundos donde las sombras del temor y el desánimo caen sobre nosotros. Pero en medio de todo ello, mi dulce amiga, las manos de Dios, con cicatrices de clavos, sostienen las nuestras. Está con nosotras y estamos a salvo.

Elijamos vivir desde esta verdad, porque nos libera para confiar y no tener miedo. Nos da una nueva esperanza y valor para afrontar lo que nos depara el día de hoy.

Estamos en buenas manos cuando estamos en manos de Dios.

Dios todopoderoso, gracias por sostener nuestras manos. Recuérdanos esta verdad cuando nos sintamos asustadas, desanimadas o demasiado cansadas para dar un paso más. Concédenos una nueva esperanza para hoy. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Isaías 41:10, Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (NVI)

¿Cómo te anima hoy saber que las manos de Dios, con cicatrices de clavos, te sostienen? ¿Qué preocupaciones necesitas poner en las manos poderosas de Dios?

Comparte tu corazón con nosotras en los comentarios.

© 2022 por Grace Fox. Todos los derechos reservados.


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