Ábreme los ojos para contemplar las grandes maravillas de tus enseñanzas. Salmo 119:18 (RVC)

A Caleb, mi hijo de 9 años, le encanta coleccionar tarjetas de béisbol. Un día se aficionó a este pasatiempo y, después de llenar varias carpetas, Caleb es capaz de hablar sin parar de todo lo que aprende relacionado con el intercambio de su colección.

A menudo levanta la vista durante su proceso de clasificación para lanzar una sonrisa y murmurar algo como «me encanta esto» o «¡esto es increíble!». Nunca tuve que persuadir a Caleb ni motivarlo para que aprendiera más sobre las tarjetas de béisbol, porque le picaba la curiosidad.

Si somos sinceras, todas queremos que nuestra lectura de la Biblia sea tan interesante para nosotras como lo son las tarjetas de béisbol para Caleb.

¿No sería increíble si pudiéramos ir a las Escrituras y llegar a estar tan preocupadas por la Verdad de Dios, tan absortas en cada detalle de las historias, que nos aferráramos a cada palabra? ¿Y si nuestra lectura de la Biblia nunca más fuera aburrida? ¿Y si nos acercáramos a las Escrituras y estuviéramos de acuerdo con el salmista en que la Palabra contiene “grandes maravillas” (Salmo 119:18)?

Me he dado cuenta de que solemos inclinarnos por una de tres formas de leer la Biblia. Leemos las Escrituras de forma inquisitiva, inspirada o imaginativa. Y lo que realmente necesitamos es leer con las tres perspectivas. Esa es una de las razones por las que estudiar la Biblia en un grupo pequeño puede ser tan poderoso: podemos compartir nuestras perspectivas y entusiasmo mientras leemos juntas.

Tenemos que preguntarnos: ¿qué clase de lectora bíblica soy? ¿Desde qué punto de vista me acerco a la Biblia? Una vez que conozcamos nuestro punto de partida, podemos avanzar en una nueva dirección.

A las lectoras bíblicas curiosas les gusta estudiar la Biblia e investigar todos los detalles. Lo que más les llama la atención de la Biblia es su capacidad para instruir y capacitar a todos para una vida piadosa (Salmos 19:7). Pero si consideramos la Palabra de Dios sólo como un manual de instrucciones, nos perderemos la belleza y la maravilla de las historias de Dios. El propósito de la Biblia no es sólo responder a nuestras preguntas y cambiar nuestras mentes, sino también cambiar nuestras vidas.

A las lectoras bíblicas inspiracionales les encantan las Escrituras y lo fieles que son a la vida. Lo que impresiona es cómo las palabras de la Biblia te encuentran donde estás en este momento y te levantan el ánimo (2 Timoteo 3:16-17). Pero si sólo abrimos nuestras Biblias para obtener una palabra de aliento, podríamos perdernos las Verdades teológicas de la Palabra. El propósito de la Biblia no es sólo animarnos, sino también cimentar nuestra fe.

Las lectoras bíblicas imaginativas ven cómo las historias bíblicas cobran vida mientras sueñan despiertas. Y si alguien pudiera proyectar lo que se reproduce en la cabeza de estas lectoras, podría obtener un largometraje de un argumento bíblico. Pero si sólo imaginamos los acontecimientos bíblicos, podemos perdernos el mensaje directo del texto.

En nuestro versículo clave, el salmista pide a Dios que despierte su curiosidad santa y mantenga su atención para que pueda saborear realmente la Palabra de Dios: “Ábreme los ojos para contemplar las grandes maravillas de tus enseñanzas” (Salmo 119:18). Yo quiero lo mismo y apuesto a que tú también.

Quiero dejarme arrastrar por la brillantez artística de Dios.
Quiero apreciar la Verdad teológica convincente.
Y quiero experimentar la Palabra de Dios en lo más profundo de mi ser.

He aquí la buena noticia: A Dios le encanta mostrarnos la Verdad. A veces lo hace a través de una temporada intensa en la que cuestionamos el significado de la Biblia. A veces lo hace a través de nuestra meditación sincera en los versículos que nos mantienen marchando. Y otras veces, lo hace dejando volar nuestra imaginación. Las tres formas de acercarse a las Escrituras son valiosas: inquisitiva, inspiradora e imaginativa.

Cuando le pregunté a Caleb qué era lo que más le entusiasmaba de coleccionar tarjetas de béisbol, me dijo: «un sinfín de posibilidades».

Yo quiero dirigirme a la gloria sintiendo curiosidad aún por algo que he observado en la Biblia con esa misma avidez, ¿y tú?

Señor, enciende curiosidad santa en todas nosotras. Queremos amar y deleitarnos en nuestro tiempo de lectura de la Biblia. Despierta nuestro interés; capta nuestra atención y mantenla. Danos una pasión por estudiar Tu Verdad y abre nuestros ojos para contemplar cosas maravillosas de Tu Palabra. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Salmo 119:89, Tu palabra, SEÑOR, es eterna, y está firme en los cielos. (NVI)

Salmo 119:92-93, Si tu enseñanza no me trajera alegría, la tristeza habría acabado conmigo. Jamás me olvidaré de tus preceptos, pues por ellos me has dado vida. (DHH)

Piensa en la última vez que perdiste la noción del tiempo en tu lectura de la Biblia. ¿Qué despertó tu curiosidad?

© 2023 por Kat Armstrong. Todos los derechos reservados.

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