Porque yo soy el SEÑOR, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré”. Isaías 41:13 (NVI)

Ella llegó al hospital para una cirugía mayor que requería múltiples cirujanos y conjunto de destrezas.

Cuando entré a su habitación, ella estaba sola; aún así se veía calmada y a gusto.

Como enfermera de quirófano que la cuidaría durante su cirugía, tomé su mano y ella me sonrió desde la camilla. Tal vez fue un fuerte deseo de alivio lo que la hizo parecer imperturbable sobre lo que estaba por venir, o tal vez ella estaba tan serena todos los días, pero me encontré asombrada por su valentía.

Esta mujer era de otro país, y no podíamos comunicarnos ya que hablábamos distintos idiomas. Lo que estaba enfrentando era muy serio y estaba rodeada de personas con las que ni siquiera podía comunicarse.

Más tarde, mientras observaba cómo se desarrollaba su cirugía complicada, supe que aunque hubiéramos hablado el mismo idioma, no había palabras que hubiera podido ofrecerle. Lo único que podía hacer era tomar su mano y orar.

Amiga, tal vez estás luchando en este momento con algo que parece ser un obstáculo enorme. Puede parecer que no importa con cuántas personas te hayas encontrado, nadie puede ofrecerte palabras para ayudarte a atravesar tu situación. Puedes sentir que solamente tú estás cara a cara con tu dolor.

Pero quiero que recuerdes lo que dice Isaías 41:13, “Porque yo soy el SEÑOR, tu Dios, que sostiene tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré”.

En medio de tu lucha y sufrimiento, recuerda que Dios está contigo. Él está sosteniendo tu mano y recordándote que no temas. De hecho, Él ciertamente te ayudará.

No estás sola en esta vida ni en esta situación. Y aunque parezca que no hay nadie a tu alrededor con quien puedas comunicarte, nadie que entienda lo que estás atravesando, Dios está contigo. Él se preocupa, y Él entiende.

Ningún diagnóstico, divorcio, decepción o derrota es demasiado grande para Él, así que “acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos” (Hebreos 4:16, NVI). Podemos rendir nuestras cargas, nuestro estrés y nuestra preocupación a Dios hoy.

Y después de haber superado estas situaciones que alteran nuestras vidas, viendo con asombro todo lo que hemos sobrevivido, podemos alabar a Dios por cómo nos ha sostenido.

Querido Dios, gracias por cuidarme y sostenerme durante los tiempos duros. Confío en que no importa a lo que me enfrente hoy, Tú estás aquí mismo conmigo, ayudándome en cada paso del camino. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Isaías 41:10, Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con mi diestra victoriosa. (NVI)

Romanos 8:26, Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. (NVI)

¿Qué situación en tu vida te ha hecho sentir indefensa, temerosa y sola? ¿En qué necesitas que Dios sostenga tu mano hoy? ¡Nos encantaría saber de ti! Comparte tu opinión en los comentarios.

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