Aun cuando yo pase por el valle más oscuro, no temeré, porque tú estás a mi lado. Salmo 23:4a (NTV)

Recuerdo el día en que los trabajadores de cuidados paliativos entraron a la sala de mis padres. Llevaban media sonrisa, el tipo de sonrisa que te hace saber que les importas, pero también sabían lo que estaba por venir.

Mi papá estaba en su sillón reclinable, con la barbilla apoyada en su puño, absorbiendo todo. Lo observé mientras mis ojos se nublaban con lágrimas y le susurré a Dios, no estoy lista para este valle.

Ese día, Papá comenzó a recibir cuidados paliativos para la insuficiencia cardíaca congestiva. Juntos, nuestra familia descendió a un valle inevitable que se extendió por mucho tiempo. Papá recibió cuidados paliativos durante casi cinco meses hasta que se fue a su hogar celestial en septiembre.

Muchas veces durante esos meses, pensé en la confesión que hice en la sala de mis padres: Dios, no estoy lista para este valle.

Nunca estamos realmente listas para ningún tipo de angustia. A menudo estamos desprevenidas, inestables e inseguras de la voluntad de Dios a medida que descendemos a nuestros valles.

Es por eso que podemos identificarnos con un israelita llamado Gedeón. Su pueblo había sido oprimido por invasores hostiles y un día un ángel del Señor hizo una visita a Gedeón, ofreciendo palabras de ánimo: “—¡El SEÑOR está contigo, guerrero valiente!” (Jueces 6:12, NVI).

Gedeón respondió con una pregunta directa: “si el SEÑOR está con nosotros, ¿cómo es que nos sucede todo esto?” (Jueces 6:13b, NVI).

Me encanta la honestidad de Gedeón porque su pregunta es una que muchas de nosotras nos hemos hecho: Señor, si estás conmigo, ¿cómo es que sucede esto?

La vida no es un paseo por el parque. Es más como una caminata por las montañas: estás en la cima del mundo un minuto, en el valle al siguiente. Pero el mismo Dios que te da la vista de la cima de la montaña no te deja caminar sola en el valle.

En el Salmo 23, David pinta un cuadro de esos valles y luego nos muestra cómo soportarlos. “Aun cuando yo pase por el valle más oscuro,” David escribió, “no temeré” (Salmo 23:4a).

¿Cómo podemos vivir sin miedo? David responde con estas seis palabras: “porque tú estás a mi lado” (Salmo 23:4a).

Esta es la manera en que Dios está con nosotras, siempre presente, siempre cerca. Él nunca ha garantizado que evitaremos los valles, pero Él garantiza que no caminaremos solas a través de ellos. Dios no está simplemente en el valle como un espectador de tu vida. Él está cerca de tu lado.

Echa un vistazo al Salmo 23. Abre tu Biblia. Lee los versículos 1-3, donde David habla acerca de Dios: “El SEÑOR es mi pastor… me conduce junto a arroyos tranquilos… Me guía por sendas correctas” (NTV).

Ahora mira el giro en el versículo 4. David descendió al valle y ese fue el momento exacto en que David dejó de hablar de Dios y comenzó a hablar con Él: “no temeré, porque tú estás a mi lado” (énfasis añadido).

El Señor se volvió muy personal cuando las cosas se pusieron difíciles. No en el momento junto a las aguas tranquilas, sino en ese momento de temor en el valle.

Así fue para mí. Mirando hacia atrás en esos meses con mi papá, soy consciente de que Dios estaba conmigo de la misma manera del Salmo 23. El valle que temía era exactamente donde más llegué a experimentar la presencia de Dios.

En este lado del cielo, es posible que nunca obtengamos respuestas a la pregunta de Gedeón: si Dios está con nosotros, ¿por qué sucedió esto?

Pero en tu angustia, debes saber esto: Dios está contigo. Tienes un Dios que voluntariamente eligió entrar en tu dolor haciéndose humano, y Él te ha prometido Su presencia fiel en cada paso del camino, a través de cada valle, hasta que lo encuentres en el cielo.

Él no se irá a ningún lado.

Señor, ayúdame a confiar en Tu promesa de que estás cerca de mí, a través de cada angustia, enfermedad, dificultad y valle. En el Nombre de Jesús, Amén

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¿El devocional de hoy habló a tu corazón sobre el tema de la cercanía de Dios a Sus hijos mientras caminamos por los valles de la vida? Si es así, aquí hay algunos devocionales similares que creemos disfrutarás:

El Pastor de nuestros corazones, por Sarah Freymuth.
Dios siempre es bueno, por Katie Faris.
Aferrada a las promesas de Dios, por Zahra de Irán.

 

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Mateo 28:20b, Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos». (NTV)

¿Cómo te da seguridad este versículo en tus momentos en el valle? Nos encantaría saber de ti en los comentarios.

© 2023 por Jennifer Dukes Lee. Todos los derechos reservados.

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