Devocionales

Cuando la envidia toca a la puerta, sigue a Jesús

Elizabeth Laing Thompson 19 de junio de 2023
… ¿a ti qué? Tú sígueme no más. Juan 21:22b (NVI)

«¡Por fin lo conseguí! ¡La gran oportunidad por la que he estado orando en el trabajo!» La voz de mi amiga estaba llena de emoción, y yo también me emocioné por ella.

Bueno, más o menos.

Pero para mi consternación, también tenía algunos… otros sentimientos. Pensamientos no deseados. En algún lugar detrás de mi alegría genuina, una voz sombría susurraba: yo también he estado orando por una promoción, ¿por qué Dios no me ha dicho “sí”?¿Por qué a ella y no a mí?

En el momento en que esos pensamientos tomaron forma, sentí una oleada instantánea de vergüenza: ¿qué me pasa? ¿cómo pude pensar algo tan feo?

Tal vez tú también hayas pasado por eso, ver a otra persona recibir aquello por lo que has estado orando. Sintiéndote feliz por ella, pero también luchando con el infame monstruo verde de la envidia.

La envidia es una de esas luchas internas complicadas que puede hacernos sentir una cantidad excesiva de vergüenza. Junto a los pensamientos envidiosos, oímos la cruel voz del enemigo que se burla, ¡cómo te atreves a luchar con la envidia! ¡eres una amiga sin amor!

Así que antes de abordar la envidia, vamos a desmantelar la vergüenza. Cuando mis pensamientos se desvían hacia la envidia, me resulta útil recordar la diferencia entre tentación y pecado. Todas tenemos reacciones instintivas en el momento. Por instinto, nuestra naturaleza carnal se inclina hacia pensamientos insginificantes y sentimientos egoístas. Pero simplemente tener un pensamiento envidioso en la cabeza no es pecado, es tentación.

Las Escrituras describen la tentación de esta manera: “… cada uno es tentado cuando sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que ha sido consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1:14-15, NVI).

El pecado tarda en crecer en nuestros corazones. Los pensamientos envidiosos pueden contener la semilla de un pecado potencial, pero si no los regamos, no pueden crecer. Todas tenemos pensamientos envidiosos; lo que importa es lo que hacemos con esos pensamientos. Dios nos da el poder de elegir: ¿seguiremos a la envidia o seguiremos a Jesús?

Jesús tuvo una vez una conversación con Su discípulo Pedro que cambia mi perspectiva cada vez que me siento tentada por la envidia. Jesús estaba preparando a Pedro para su futuro, insinuándole que un día sería martirizado (Juan 21:18-19). Pedro, tal vez sintiendo que estaba siendo injustamente señalado para sufrir, señaló a otro discípulo y preguntó, “—Señor, ¿y este, qué?” (Juan 21:21b, NVI).

Jesús le dijo a Pedro: “—Si quiero que él permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú sígueme no más” (Juan 21:22, NVI).

La franqueza de Jesús aquí siempre me sorprende, como imagino que sorprendió a Pedro. Sin embargo, el Señor no estaba siendo cruel, sino sincero. Jesús le estaba recordando a Pedro que Él tiene propósitos y caminos diferentes para cada persona.

La próxima vez que te sientas tentada por la envidia, prueba a adoptar la lógica de Jesús y pregúntate con delicadeza: si Dios quiere que ella tenga esa bendición, ¿qué significa eso para mí? En otras palabras, si Dios quiere que ella recorra un camino distinto al mío, ¿Acaso eso cambia mi vocación?

Cada una de nosotras experimenta desvíos y obstáculos, cargas y bendiciones únicas. Cuando otra persona recibe algo que aún no tenemos nosotras, no nos está quitando nuestra bendición, simplemente está recorriendo el camino que Dios le ha trazado. Adoptar esta perspectiva nos ayuda a alegrarnos sinceramente con los demás en lugar de pensar: ¿por qué no me pasa a mí?

Puede que nunca sepamos por qué difieren nuestros caminos, pero podemos confiar en que todas estamos siendo pastoreadas por Dios, cuyo amor por nosotras es “tan inmenso como la altura de los cielos” (Salmo 103:11, NTV).

Jesús concluyó Su conversación con Pedro diciendo: “Tú sígueme no más” (Juan 21:22). Nuestros caminos son diferentes, pero nuestro llamado sigue siendo el mismo: no importa adónde nos lleve Jesús, debemos seguirle. ¿Por qué? Porque Jesús conoce el camino.

Cuando nos encontramos con decepciones o retrasos … Jesús conoce el camino.
Cuando nuestros caminos toman giros inesperados o no deseados … Jesús conoce el camino.
Cuando necesitamos ayuda para combatir la tentación … Jesús conoce el camino.

Lo mejor de todo es que, cuando seguimos a Jesús, nunca estamos solas. Él camina delante de nosotras, camina con nosotras, en cada paso que damos.

Padre, gracias por enviar a Jesús para mostrarme el camino, incluso cuando mi sendero toma giros confusos. Por favor, lléname de gratitud y confianza para que pueda superar la tentación de la envidia; en lugar de eso, quiero disfrutar del viaje que has trazado para mí. En el Nombre de Jesús, Amén.

Las secciones siguientes pueden contener enlaces de contenido solo en inglés.

RECOMENDAMOS

Sabemos que debemos pasar tiempo con Dios, pero a veces puede ser difícil saber cómo hacerlo. Tal vez te sientes desconectada de Él y luchas por verle cada día. O tal vez te sientes estancada. Es por eso que creamos “My Quiet Time Isn’t Cutting It: 30 Refreshing Ways To Spend Time With God” (Mi tiempo de silencio no es suficiente: 30 maneras refrescantes de pasar tiempo con Dios). Haz click aquí para descargarlo hoy.

Si buscas más aliento, también tenemos otros recursos bíblicos en español que te traerán esperanza y ayuda.

El libro de Elizabeth Laing Thompson When God Says “Wait” te ayuda a sortear los retrasos de la vida sin perder tu fe ni tus amistades. Adquiere tu ejemplar hoy mismo.

CONÉCTATE

 

A Elizabeth le encanta ayudar a otros a encontrar esperanza en el dolor. Conéctate con ella en Instagram y en su sitio web.

Para encontrar una selección especial de nuestros libros favoritos llenos de la Verdad y disponibles en español, visita nuestra librería de Proverbs 31 o Christianbook.com.

PROFUNDICEMOS

1 Pedro 2:1-3, Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia, deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación, ahora que han probado lo bueno que es el Señor. (NVI)

¿Qué Escrituras te ayudan a combatir los pensamientos envidiosos? Comparte en los comentarios.

© 2023 por Elizabeth Laing Thompson. Todos los derechos reservados.


NUESTRAS CREENCIAS

Si la vida se siente increíblemente difícil, haz clic aquí para acceder a nuestros recursos de consejería y asesoramiento.

Estamos agradecidas a nuestras voluntarias por su trabajo realizado en la traducción de este devocional al español. Conócelas aquí.

Únete a la conversación

¡Nuestra campaña financiera de fin de año está activa ahora!