Lámpara es a mis pies Tu palabra, Y luz para mi camino. Salmo 119:105 (NBLA)

Caminando pesadamente hacia mi silla en la esquina, acerco la taza de café a mi cara y respiro por un minuto antes de abrir mi Biblia. Miro por la ventana, observando la curva de las ramas de los árboles y el mar de cielo azul arriba. Una vez más, deseo que mi interior se viera igual: restaurado, ligero, vibrante.

Soy una persona empática de pies a cabeza, que lleva las emociones y experiencias de los demás y las siente profundamente. Pero desde que me afectaron los problemas persistentes de salud física y mental de una temporada traumática en la vida, descubrí que mis emociones están muy bajas y no puedo comunicarme con Dios y con los demás de la manera que me gusta hacerlo.

Ha pasado más de un año, y todavía estoy arrastrándome en medio de la belleza de este mundo con una paleta de colores apagados. La niebla mental, el agotamiento y a veces los medicamentos han sofocado lo que siempre he visto como mi "superpoder" de sentimiento, que ha guiado la mayor parte de mi vida y mi fe.

Ha sido frustrante, confuso y lleno de dolor. Si bien definitivamente ha habido una mejora, todavía no estoy funcionando en mente, cuerpo y espíritu como me gustaría.

¿Qué hacemos cuando nos sentimos vacías, perdidas y desilusionadas?

Cuando nuestros sentimientos han huido y no podemos sentir la cercanía de Dios, ¿cómo nos mantenemos firmes y seguras en nuestra creencia de que nuestro cariñoso Padre no nos ha dejado?

Cuando las formas en las que siempre hemos confiado ya no están disponibles para guiarnos, ¿cómo manejamos la temporada invertida de incertidumbre?

Elegimos basar nuestra fe en las promesas de Dios.

A medida que la niebla envuelve nuestra visión espiritual y nuestros corazones se quedan insensibles e incapaces de comprender las emociones, extendemos el brazo, buscando algo fuerte a lo cual aferrarnos. Y aprendemos una nueva forma de caminar con el Señor.

Lámpara es a mis pies Tu palabra, Y luz para mi camino (Salmo 119:105).

Este es el momento de apoyarte en la fuerza de las Escrituras, mirando las palabras escritas hace mucho tiempo que resisten la prueba del tiempo y han guiado a miles y miles de compañeras de viaje a través de la vida con nuestro Señor, a pesar de todos los sufrimientos e incertidumbres internos y externos.

Incluso cuando no sentimos nuestra fe, luchamos por nuestra fe. Probamos Su Palabra en nuestra lengua y recibimos lo que revive. Nos levantamos cada día lo mejor que podemos y nos aferramos a una pieza de las Escrituras, volviendo a ella una y otra vez a lo largo del día. A veces esto es todo lo que somos capaces de hacer, y es bueno. Dios está ahí, en la lucha del día, en las lágrimas que se quedan en nuestro corazón más que en nuestros ojos, en el entumecimiento, en la emoción apagada.

La fe no es solo un sentimiento, y el sentimiento no siempre es un hecho. Dios nos ha dado Su Palabra exactamente para tiempos como estos porque Su Palabra es viva y eficaz, siempre moviéndose por nosotras, siempre obrando en nosotras (Hebreos 4:12). Y cuanto más confiamos en los recordatorios de Su fidelidad, Su presencia, Su promesa de ir delante de nosotras y mantenernos en Su amor eterno, más ancladas estamos en mente, cuerpo y espíritu. Cuando los sentimientos se desvanecen, Su Palabra permanece, construyendo un camino que conduce más profundamente a quién es Dios.

“Lámpara es a mis pies tu palabra…” (Salmo 119:105a). Esta imagen implica que los pies del orador se están moviendo, abriendo camino hacia adelante.

La Palabra de Dios también es una “… luz para mi camino” (Salmo 119:105b). Cuando anhelamos conocer el camino, podemos elegir confiar en que Él nos guiará.

El hoy está aquí, y Él también. Tenemos la opción de depositar nuestra confianza en Dios, incluso si, especialmente si, no podemos medir nuestros sentimientos. Dios es quien navega, quien guía, quien da a conocer Su bondad. Y ese es un hecho al que aferrarte.

Padre Dios, Tú eres lleno de gracia aún en medio de nuestra incertidumbre. Eres la esperanza a la que podemos aferrarnos cuando nuestros sentimientos se desvanecen y nos quedamos anhelando una forma perdida de estar Contigo. Ayúdanos a aferrarnos a la Verdad y la bondad de Tu Palabra, y deja que ilumine un camino ante nuestros pies para que podamos caminar contigo a través de esta etapa de la vida. Gracias porque eres fiel y Tu Palabra permanece. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Salmo 25:1-2, A Ti, oh SEÑOR, elevo mi alma. Dios mío, en Ti confío; No sea yo avergonzado… (NBLA)

¿Cómo puedes mirar a la Palabra de Dios como tu luz en una época en la que quizás no estés experimentando Su presencia como solías hacerlo? Busca tres versículos de la Biblia que hablen sobre el carácter o las promesas de Dios y escríbelos. Colócalos en diferentes lugares de tu casa y dilos en voz alta durante el día.

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© 2023 por Sarah Freymuth. Todos los derechos reservados.

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