Espero al SEÑOR, lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza. Salmo 130:5 (NVI)

Las familias utilizan el teléfono en la pared de la sala de espera para llamar al quirófano. Este teléfono a veces termina siendo la única conexión para aquellos que desean saber qué está sucediendo.

Como enfermera de quirófano, a menudo cuando contestaba el teléfono escuchaba una voz preocupada al otro extremo solicitando información sobre la condición de su ser querido.

«Disculpe, doctor, a la familia le gustaría obtener una actualización», le decía al doctor.

A menudo, la respuesta era algo así: «todo va como se esperaba».

Debido a estas experiencias, he desarrollado una gran empatía por aquellos que esperan respuestas, por aquellos que simplemente quieren saber que sus seres queridos están a salvo y en buenas manos.

También soy muy consciente del trabajo que se lleva a cabo en el quirófano y que muy pocos pueden presenciar. Los espacios que se abren quirúrgicamente, se limpian, se construyen nuevamente y se vuelven a unir magistralmente. El trabajo que alivia el dolor, sana las heridas, da paso a la sanación y asegura que vivir esta vida siga siendo posible.

Verás, a veces, para quienes están al otro lado del teléfono, la información de que todo va como se esperaba es suficiente para calmar su evidente preocupación y curiosidad. Otras veces, esta respuesta no es suficiente. La persona que está en la sala de espera quiere más detalles, certeza o incluso un plazo detallado.

Tal vez esas personas han estado en la sala de espera por tanto tiempo que han notado que otros, que antes habían estado esperando con ellos, se han ido. Parecen haber sido contestadas las oraciones de los otros. Las cirugías de los otros ya han culminado. Otros han logrado seguir adelante mientras ellas todavía están esperando.

Amiga mía, si te encuentras en una de las salas de espera de la vida, observando y preguntándote cuándo podrás seguir adelante, te animo a centrar tu atención en este pasaje de las Escrituras: “Espero al SEÑOR, lo espero con toda el alma; en su palabra he puesto mi esperanza” (Salmo 130:5).

No tienes que pasar otro momento más dudando, preocupándote o caminando de aquí para allá. Tú y todo tu ser puede esperar en el Señor mientras redireccionas tu atención y pones tu esperanza en Su Palabra.

Aunque parezca que has estado esperando durante tanto tiempo y no hay un final a la vista, debes saber que todo va según los planes de Dios. No necesitas los detalles o un cronograma detallado para saber que Dios cumplirá cada promesa que ha hecho acerca de ti y tu futuro. Él está abriendo puertas, limpiando escombros, construyendo nuevos caminos y uniendo magistralmente más de lo que puedes imaginar.

Es posible que no te encuentres en el quirófano de tu situación, viendo lo que está sucediendo o presenciando el proceso de primera mano, pero puedes confiar en que Dios se está moviendo a tu favor y que el trabajo realmente se está llevando a cabo.

Amado Dios, en Tu Palabra pongo mi esperanza. Todo mi ser te espera, oh Señor, y te agradezco por la obra que estás haciendo activamente en mi vida. Confío en que, ya sea que pueda ver o no lo que está sucediendo, todo obra para mi bien y Tu gloria. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Habacuc 2:3, Esta visión es para un tiempo futuro. Describe el fin, y este se cumplirá. Aunque parezca que se demora en llegar, espera con paciencia, porque sin lugar a dudas sucederá. No se tardará. (NTV)

Salmo 27:14, Espera con paciencia al SEÑOR; sé valiente y esforzado; sí, espera al Señor con paciencia. (NTV)

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