Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna. Hebreos 4:16 (NBLA)
Con los hombros y la cabeza caídos, comenzó:«mamá, hay un problema…».
Mientras escuchaba a mi hija compartir los detalles de una situación, me di cuenta de que este problema estaba más allá de mi autoridad o influencia. No podía involucrarme. A pesar de querer intervenir con cada fibra de mi ser, tuve que sentarme y mirar desde la banca proverbial.
«Esto me importa mucho», dije repetidamente, «pero no puedo solucionarlo».
Como su madre, me importaba muchísimo. Anhelaba arreglar las cosas para darle esperanza a su corazón herido. Pero no podía. Esta vez no… no en esta situación.
Me importa, pero no puedo solucionarlo…
Las palabras parecían hacer eco en mi corazón mientras mis pensamientos se dirigían hacia mi Padre celestial. Entonces caí en cuenta: nunca acudiré a Él con un problema, una preocupación o una angustia para encontrarme con un «no, no puedo ayudarte» o «lo siento, no te ayudaré».
Nuestro Padre celestial es capaz y está dispuesto.
Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna (Hebreos 4:16).
Si bien tenía el corazón, pero no la autoridad para ayudar a mi hija, Dios tiene el corazón y la autoridad para ayudar a cada una de Sus hijas en sus momentos de necesidad.
¿Por qué? Porque Dios es Rey no solo sobre toda la tierra, sino también sobre Sus hijas: tú y yo. Está presente en todas partes y ve y sabe todo. ¿Las palabras dolorosas pronunciadas contra nosotras? Él las escuchó. ¿Esa pérdida devastadora? Él la vio. Y Él está activamente involucrado en nuestras vidas para nuestro bien y Su gloria. Él gobierna, reina y está sentado en Su trono, un símbolo de Su poder, capaz de enmendar las cosas y consolar nuestras heridas internas.
Pero no sólo Dios es capaz; Él está dispuesto y nos invita a acercarnos (Hebreos 4:16).
A lo largo del ministerio de Jesús en la tierra, los necesitados acudían continuamente a Él: los ciegos, los cojos, los ricos, los pobres, los que buscan, los abatidos y los marginados. Cualquiera que sea con el que más te identifiques hoy, Él te invita a venir. Él es capaz de ayudarte.
La gente acudía a Jesús en momentos de desesperación, impotencia, desesperanza e incertidumbre. Ahora, en tu momento de necesidad, ven. Dios está dispuesto a ayudarte.
La gente le traía a Jesús sus preguntas, sus temores y, sí, su adoración. A Dios le importa todo, independientemente de lo que tengamos en nuestro corazón o en nuestras manos en el momento.
Multitudes de seguidores buscaban el consuelo, esperanza, sanidad y sabiduría de Jesús. Lo que sea que necesites hoy o lo que sea que estés buscando, recuerda esto: a Dios le importa y puede solucionarlo porque Él se preocupa por ti y sabe cómo cuidarte.
Acércate al trono de la gracia de Dios. Al hacerlo, encontrarás toda la ayuda que necesitas.
Padre celestial, gracias porque como hija tuya, puedo estar segura de Tu cuidado. Nunca necesito cuestionar si eres capaz o estás dispuesto a ayudarme en mi momento de necesidad. Ayúdame a creer que te preocupas por mí y me cuidarás. En el Nombre de Jesús, Amén.
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PROFUNDICEMOS
Salmo 46:1, Dios es nuestro refugio y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. (NBLA)
Salmo 147:5, Grande es nuestro Señor, y muy poderoso; Su entendimiento es infinito. (NBLA)
Considera leer un salmo al día, prestando atención al corazón compasivo de Dios y las manos capaces que Él muestra hacia Sus hijas.
Para estar convencida de que Dios se preocupa por ti y cuidará de ti, tienes que estar convencida de que Él está presente y es poderoso, comprensivo y capaz. ¿De qué manera el cuidado de Dios por ti en el pasado te anima a que Él te cuide hoy? ¡Comparte tus pensamientos o ejemplos con nosotras en los comentarios!
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