Ni aun las tinieblas son oscuras para Ti, Y la noche brilla como el día. Las tinieblas y la luz son iguales para Ti. Salmo 139:12 (NBLA)
Tenía 10 años cuando escuché por primera vez el mensaje radical del evangelio.
Vengo de un país oscurecido por el comunismo en la antigua Unión Soviética. Mi familia estaba agobiada por el alcoholismo, lo que llevó a mi padre a prisión y, a menudo, dejaba a mi madre tirada inconsciente al borde de la carretera. La noche en que mi mamá nos abandonó, lo único que recuerdo es ver a mi hermana mayor, Katya, buscándola a través de la ventana oscura.
Katya dijo que tenía este sentimiento profundo en su pecho de que nunca volveríamos a ver a nuestra mamá. Y hasta el día de hoy, no sabemos qué pasó con ella; ella nunca regresó.
A menudo, incluso como hijas de Dios, nos enfrentamos a preguntas sin respuesta. No sé por qué nuestra madre nunca regresó. No sé cómo sobrevivimos esos días de pobreza y hambre. Pero antes de conocerlo, Dios ya me estaba sosteniendo a través de todas mis preguntas sin respuesta.
Pronto, mi hermana y yo fuimos trasladadas a un orfanato saturado de abuso verbal y físico. Recuerdo haber pensado: ¿Es así como se trata a los niños? Una noche, la crueldad llegó a tal punto, que decidí que odiaba mi vida.
Fue entonces cuando Dios me encontró. Vio mi corazón, y aunque no conocía a Dios en ese momento, me animó a seguir mirando hacia adelante porque todo este dolor algún día sería parte de mi pasado.
Dios no siempre nos saca de circunstancias oscuras, pero el Salmo 139:12 nos recuerda que “Ni aun las tinieblas son oscuras para [Él], Y la noche brilla como el día. Las tinieblas y la luz son iguales para [Él].” Dios me vio en ese lugar oscuro. Él conocía mis luchas. Y por Su fortaleza, me permitió soportar el sufrimiento y dar un paso hacia un día más luminoso.
Posteriormente, mi hermana y yo fuimos trasladadas a otro orfanato donde los cuidadores no toleraban ningún tipo de abuso. El ambiente era completamente diferente. Y poco después de nuestra llegada, el director de nuestro nuevo orfanato tomó una decisión sorprendente: permitió que Operation Christmas Child entrara con regalos navideños donados y empacados en cajas de zapatos para compartir el evangelio con nosotros.
Hubo muchas puertas que el Señor tuvo que abrir milagrosamente para que esas preciosas cajas de zapatos entraran en mi país de difícil acceso, entraran en mi orfanato, y que llegaran a mí. No hay nadie a quien glorificar sino a Él.
Cuando recibí mi regalo en una caja de zapatos, ¡todo lo que contenía era tan emocionante, colorido y nuevo! Artículos simples como pinzas de pelo y mi propio diario me llenaron de alegría. Pero lo más importante en mi caja de zapatos fue que, a través de Operation Christmas Child, escuché el evangelio por primera vez.
Hasta el día de hoy, todavía recuerdo ese mensaje que cambió mi vida. Hablaron de un Dios al que podemos llamar nuestro Padre. Nos hablaron de Jesús, que vino del cielo a la tierra para rescatarnos.
Como huérfana, para mí, ¡eso significaba que Dios es el Dios de la adopción! Mi sueño durante toda mi niñez fue ser parte de una familia amorosa, y ahora Dios me estaba invitando a Su familia real. Sentí como si la luz finalmente hubiera ganado territorio sobre la oscuridad en mi vida. Entregué mis cargas a Jesús y comencé a orar fielmente y a buscar Su corazón. Esta semilla de fe que recibí a través de mi caja de zapatos floreció a lo largo de los años hasta convertirse en una fe profundamente arraigada en Dios. La oscuridad ya no podía evitar que la luz entrara.
Todos enfrentamos la oscuridad hoy en este lado del cielo. Pero no importa cuán profundas parezcan las sombras, Dios nos ve. Él escucha nuestros clamores, y Él es fiel para responder.
Todavía hay muchos niños que aún no han sido adoptados en la familia real de Dios porque no han escuchado el evangelio. Por su causa, prosigamos en la fe, compartiendo las Buenas Nuevas con todos, porque se acercan los días más luminosos de la eternidad. En esos días, todos los creyentes estarán juntos en la luz para siempre.
Dios, no hay oscuridad que no puedas atravesar. No hay quebrantamiento que no puedas redimir. No hay nada que no puedas usar para nuestro bien y para Tu gloria. ¡Gracias por adoptarnos en Tu familia real! En el Nombre de Jesús, Amén.
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Recibir una caja de zapatos de regalo de Operation Christmas Child fue un momento decisivo en la vida de Irina Creek, al comenzar a ver que Dios es el Dios de la adopción. Más adelante, Irina y su hermana fueron adoptadas por una familia cristiana en Carolina del Sur. Hoy, Irina continúa el proyecto con su propia familia. Cuando empacas una caja de zapatos a través de Operation Christmas Child, compartes el amor de Dios con los niños de todo el mundo. ¡Aprende a empacar aquí!
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PROFUNDICEMOS
Juan 8:12, Jesús les habló otra vez, diciendo: «Yo soy la Luz del mundo; el que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la Luz de la vida». (NBLA)
Esta semana, ¿cómo puedes recordar la perspectiva celestial de Dios en el Salmo 139:12?
Dios se revela como el Dios que brilla en nuestra oscuridad y nos ve. Él es también nuestro Padre, el Dios de adopción. ¿Cómo ves personalmente a Dios en tu vida? ¡Comparte tus pensamientos con nosotras en los comentarios!
© 2023 por Irina Creek. Todos los derechos reservados.
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