¿Acaso hay algo imposible para el SEÑOR? Dentro de un año volveré a visitarte en esta fecha y para entonces Sara habrá tenido un hijo. Génesis 18:14 (NVI)

Durante más de dos décadas, supliqué la intervención de Dios en una relación familiar cercana.

Arrodillada, busqué, a tientas, palabras que de alguna manera tocaran el corazón de Dios como nunca antes lo había hecho. Algunos días las palabras fluían como agua de un grifo y otros días eran reemplazadas por lágrimas.

Me encontraba en un periodo de espera, atrapada entre mi petición y la respuesta de Dios. Las temporadas pasaron; conocí y me casé con mi esposo, di a luz a dos hijos y los vi crecer; mientras me preguntaba si Dios podría traer calma a mi tormenta.

Todavía creía que Dios era capaz de hacer muchísimo más de lo que podía pedir o imaginar. Solo que no estaba segura de que Él lo haría por mí.

Tal vez es aquí donde también se encontraba Sara. Durante muchas décadas de su matrimonio con Abraham, esperó que Dios la hiciera madre. Cuando Abraham tenía 75 años, Dios le prometió convertirlo en una gran nación (Génesis 12). Sin embargo, esta promesa no se cumpliría por otros 25 años.

Sara, impaciente, sugirió a Abraham que se acostara con su sirvienta para formar una familia a través de ella (Génesis 16:2). Esto fue un intento para obtener la herencia que tanto anhelaba. Se vio impulsada a manipular las circunstancias de su vida porque no veía otro camino, y la angustia siguió a sus acciones.

Todavía cuestionando si tendría un hijo, Sara dice de sí misma: “he envejecido” (Génesis 18:12, RVA). Esta frase en Hebreo significa “desgastada y podrida”. Ella tenía más fe en su condición física de la que tenía en Dios.

Dios retó a Sara cuando Él le respondió a Abraham en Génesis 18:14: “¿Acaso hay algo imposible para el SEÑOR? Dentro de un año volveré a visitarte en esta fecha y para entonces Sara habrá tenido un hijo”. A pesar de la incredulidad de Sara, Dios cumplió Su promesa: ella dio a luz a un hijo, Isaac, la encarnación de lo que Sara percibió como “demasiado difícil para el SEÑOR”.

¿Hay algo en tu vida que parezca imposible?

Estas cosas, que persisten durante días o años, nos tientan a creer que están más allá del alcance de Dios: enfermedades, necesidades económicas, parientes descarriados o relaciones difíciles. No importa lo que sea o cómo Dios elija lograr una resolución, las cosas que parecen imposibles son posibles para Él.

Hace algunos años, la relación por la que había estado orando por décadas de repente dio un giro dramático para bien. Dios me encontró en mi espera y comenzó un proceso de sanidad que antes había considerado como improbable. Él puede hacer lo mismo por ti.

“¿Acaso hay algo imposible para el SEÑOR?” (Génesis 18:14a). La respuesta a esta pregunta es un resonante: “no, nada es demasiado difícil para Él”. Él puede hacer lo que parece imposible.

Querido Padre celestial, gracias por recordarme que nada es demasiado difícil para Ti. Cuando estoy en una temporada de espera, ayúdame a creer que Tú puedes hacer lo que parece imposible en mi vida. En el Nombre de Jesús, Amén.

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En Enfrente a sus gigantes, Max Lucado utiliza la historia bíblica de David para ayudarte a aprender que eres vista, amada y cuidada por el Dios quien todavía hace lo imposible. Quizás un Goliat te burla con cuentas que no puedes pagar, personas que no puedes complacer, hábitos que no puedes romper, fracasos que no puedes olvidar, y un futuro que no puedes enfrentar … Si te enfocas en los gigantes, tropezarás. Pero si te enfocas en Dios, tus gigantes caerán.

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PROFUNDICEMOS

Jeremías 32:17, »|¡Ah, mi SEÑOR y Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso, has hecho los cielos y la tierra. Para ti no hay nada imposible. (NVI)

¿Qué en tu vida parece demasiado difícil para Dios? ¿Cómo te está llevando Dios a una relación más profunda con Él mientras esperas una resolución? Comparte tu opinión en los comentarios.

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