Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que obedezca a Cristo. 2 Corintios 10:5 (NVI)

Era el cumpleaños número 6 de mi hijo, y yo estaba planeando una fiesta épica en Chuck E. Cheese (restaurante de pizza con juegos).

Envié las invitaciones, compré los bonetes y regalitos, encargué la torta y me ocupé de todo menos de lo que era más importante.

El día llegó, y con entusiasmo fui hacia la recepción para que el empleado pudiera verificar el nombre de mi hijo en el tablero sujetapapeles de fiestas cumpleañeras. Fue entonces que me di cuenta de que se me había olvidado por completo hacer la reservación. La fiesta épica de cumpleaños se asemejaba más a un fracaso épico como madre.

Inmediatamente, no solo contemplé pensamientos nocivos de vergüenza e insuficiencia, sino que también los creí. Esto es exactamente lo opuesto a lo que el Apóstol Pablo nos instruye en 2 Corintios 10:5: “Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que obedezca a Cristo”.

En la carta de Pablo a la iglesia en Corinto, él utilizó un lenguaje agresivo para describir cómo los creyentes en Cristo deberíamos lidiar con nuestros pensamientos. Las palabras “destruir” y “cautivo” en 2 Corintios 10:5 ilustra la seriedad de la batalla furiosa en nuestras mentes. No podemos permitirnos el lujo de ignorar, apaciguar o jugar con nuestros pensamientos nocivos. Somos alentadas a destruirlos y a no dejar ningún indicio de evidencia de que hayan existido.

Para nosotras en la actualidad, la palabra “destruir” nos trae a la mente maquinaria pesada que derriba muros y la extracción de escombros de pensamientos en nuestras mentes. Y cuando pienso en algo que está cautivo, yo lo visualizo en confinamiento y controlado. Esto es lo que Pablo le dice a los Corintios que hagan con cada uno de sus pensamientos: Tómenlos cautivos.

Cuando la pregunta, ¿Cómo pudiste ser tan estúpida? vino a mi mente, no tenía que estar de acuerdo con ella. El haberme olvidado de hacer la reservación para la fiesta de cumpleaños de mi hijo no es genial, pero eso no significa que soy estúpida; más bien, me humaniza.

En esos momentos en los que somos intimidadas por nuestros pensamientos, podemos preguntarnos:

1. ¿La Palabra de Dios apoya este pensamiento?

Si el pensamiento no puede ser respaldado a través de las Escrituras, podemos hacernos una segunda pregunta:

2. ¿Hay versículos que refutan ese pensamiento?

Cuesta mucho poner esto en práctica de manera consistente, pero estoy decidida a acoger la exhortación de Pablo. Nosotras no tenemos que ser víctimas de nuestros pensamientos, incapaces de poder controlarlos. Podemos combatir los pensamientos falsos con la Palabra de Dios, quien también posee consejeros talentosos, pastores y amigos de confianza que nos acompañarán si necesitamos ayuda a lo largo del camino. Estamos equipadas para destruir y llevar cautivas cada una de las mentiras que se alzan en oposición al conocimiento de Dios.

Si me hubiera hecho esas dos preguntas mencionadas arriba aquel día en Chuck E. Cheese, me hubiera dado cuenta de que la condenación que me pronuncié a mí misma no era verdad. Las otras madres me ayudaron a reparar mi error garrafal, y al fin y al cabo, terminó siendo / convirtiéndose en un cumpleaños épico.

Querido Dios, gracias a Ti no tengo que ser una víctima de mis pensamientos y puedo llevar cautivo a cada pensamiento. Te agradezco por ayudarme a hacer mis pensamientos obedientes a Cristo. En el Nombre de Jesús, Amén.

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Filipenses 4:7, Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus mentes en Cristo Jesús. (NBLA)

¿De qué manera el actuar sobre la exhortación de Pablo de llevar tus pensamientos cautivos podría traerte paz y cambiar tu día, tu semana o inclusive tu vida? Comparte tu opinión en los comentarios.

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