La oración del justo es poderosa y eficaz. Santiago 5:16b (NVI)

A veces tengo miedo de orar con valentía.

No es en absoluto que no crea que Dios pueda hacer cualquier cosa. Por supuesto que sí. Soy una chica que está loca por Jesús. Apasionada en mi disposición, obediencia y aventuras con Dios.

Mi vacilación está más arraigada en la duda sobre mí misma y mi capacidad para discernir la voluntad de Dios. Porque a veces Dios elige no hacer las cosas. Y si Su voluntad es “no” mientras estoy orando audazmente por un “sí”, me hace sentir fuera de sintonía con Dios. ¿Esto te sucede a tí también?

Quiero desesperadamente permanecer en la voluntad de Dios que a veces me encuentro orando con cláusulas de “pero si”. Dios, por favor, sana a mi amiga ... pero si es Tu voluntad llevártela, confiaré en Ti. Me pregunto por qué no oro con valentía, Dios, por favor sana a mi amiga, y luego confío en que mis oraciones no son en vano sin importar el resultado.

La realidad es que orar con valentía nos saca de un lugar rancio de hábito religioso y nos lleva a una conexión auténtica con Dios mismo. La oración abre nuestros ojos espirituales para ver cosas que no podemos ver por nosotras mismas. “La oración del justo es poderosa y eficaz” (Santiago 5:16b). Así que la oración hace una diferencia, una diferencia que cambia la vida, que es alucinante y que hace temblar la tierra. No necesitamos saber cómo ni cuándo. Solo necesitamos arrodillarnos con confianza y saber que nuestras oraciones simples y cortas se extienden ampliamente, altamente y profundamente.

Si recientemente te has encontrado luchando con algunas oraciones sin respuesta, sigue apoyándote en Dios. Sigue orando. No te alejes. Él no te está ignorando; te está escuchando. Él te ama demasiado como para responder a tus oraciones en cualquier otro momento que no sea el momento adecuado y de cualquier otra manera que no sea la correcta.

Dejar que esa verdad se derrame sobre mi alma apaga los destellos de la vacilación. Hace que mis rodillas rígidas se arrodillen. Y enciende un fuego forestal nuevo y audaz dentro de mí. No mandón y exigente, sino audaz, como en el sentido de que amo a Jesús con todo mi corazón, así que quiero presentarme y volver a intentarlo. Orar de nuevo. Volver a preguntar.

Jesus dijo, “Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras. No sean como ellos, porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan” (Mateo 6:6-8, NVI).

Hermana, ¿por qué necesitas orar con valentía hoy? No escuches al miedo, sigue adelante y vuelve a preguntar. No para que podamos hacer que Dios obre según nuestros planes, sino para que podamos posicionar nuestras almas para poder ver a Jesús obrar de la manera que le plazca.

Amado Señor, Tú eres el Dador de vida y Señor de todas las cosas. Gracias por proporcionarme exactamente lo que necesito, incluso cuando no es lo que quiero. Confío en que Tú tienes en mente lo mejor para mí hoy. En el Nombre de Jesús, Amén.

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PROFUNDICEMOS

Lucas 17:5, Entonces los apóstoles dijeron al Señor: —¡Aumenta nuestra fe! (NVI)

¿Crees que tus oraciones importan? ¿Has estado orando con valentía o con timidez últimamente? ¿Por qué es así?

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© 2024 por Lysa TerKeurst. Todos los derechos reservados.

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