El peligro de la deriva
Sharon Jaynes
Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. Hebreos 2:1 (NBLA)
Gócense con los que se gozan. Lloren con los que lloran. Romanos 12:15 (RVA-2015)
Toda la Escritura es inspirada por Dios y es útil para la enseñanza, para la reprensión, para la corrección, para la instrucción en justicia... 2 Timoteo 3:16 (RVA-2015)
Miren cuán grande amor nos ha dado el Padre para que seamos llamados hijos de Dios. Amados, ahora somos hijos de Dios. 1 Juan 3:1a, 2a (RVA-2015)
Mis ovejas oyen mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Juan 10:27 (NVI)
»Yo soy la vid y ustedes son las ramas. El que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. Juan 15:5 (NVI)
«Abba, Padre —clamó—, todo es posible para ti. Te pido que quites esta copa de sufrimiento de mí. Sin embargo, quiero que se haga tu voluntad, no la mía». Marcos 14:36 (NTV)
Así, cuando amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos, sabemos que amamos a los hijos de Dios. En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y estos no son difíciles de cumplir, porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Esta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. 1 Juan 5:2-4 (NVI)
Tú eres el Dios que realiza maravillas; el que despliega su poder entre los pueblos. Salmo 77:14 (NVI)
El que los llama es fiel, y así lo hará. 1 Tesalonicenses 5:24 (NVI)
¡Cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos convivan en armonía! Salmo 133:1 (NVI)
Por tanto, debemos prestar mucha mayor atención a lo que hemos oído, no sea que nos desviemos. Hebreos 2:1 (NBLA)
—Vuelve a tu casa y cuenta todo lo que Dios ha hecho por ti. Así que el hombre se fue y proclamó por todo el pueblo lo mucho que Jesús había hecho por él. Lucas 8:39 (NVI)
pero el ángel los tranquilizó. «No tengan miedo—dijo—. Les traigo buenas noticias que darán gran alegría a toda la gente. ¡El Salvador—sí, el Mesías, el Señor—ha nacido hoy en Belén, la ciudad de...
Mi alma se aferra a ti; tu mano derecha me sostiene. Salmo 63:8 (NVI)